En este cuarto domingo del tiempo ordinario, el Evangelio presenta el primer gran discurso que el Señor sugiere a la gente, en lo alto de las suaves colinas que rodean el lago de Galilea y proclama: «bienaventurados» a los pobres de espírutu, a los que lloran, a los misericordiosos, a quienes tienen hambre de justicia, a los limpios de corazón, a los perseguidos. Se trata de una enseñanza que viene de los lo alto y toca la condición humana, precisamente la que el Señor, al encarnarse, quiso asumir, para salvarla.
Miércoles 8 de febrero conferencia: “La celebración de la Sagrada – Eucaristía: palabras – ritos – signos”
Ciclo de conferencias enero y febrero de 2017 sobre la Eucaristía En la calle Major, 40-42 Colegio San Bartolomé (frente …