Martes de la I semana del Tiempo Ordinario

Ermita del Salvador

  • 19:30 Rosario
  • 20:00 Misa. Sufr. José Benavent Salvado

Primera lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (2,5-12):

DIOS no sometió a los ángeles el mundo venidero, del que estamos hablando; de ello dan fe estas palabras:
«¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el ser humano, para que mires por él?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad,
todo lo sometiste bajo sus pies».
En efecto, al someterle todo, nada dejó fuera de su dominio. Pero ahora no vemos todavía que le esté sometido todo.
Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Pues, por la gracia de Dios, gustó la muerte por todos.
Convenía que aquel, para quien y por quien existe todo, llevara muchos hijos a la gloria perfeccionando mediante el sufrimiento al jefe que iba a guiarlos a la salvación.
El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos, pues dice:
«Anunciaré tu nombre a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 8,2a.5.6-7.8-9

R/. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos

V/. ¡Señor, dueño nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R/.

V/. Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R/.

V/. Todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R/.

Evangelio de mañana

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,21-28):

EN la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«¡Cállate y sal de él!».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Palabra de Dios

Reflexión del Evangelio

Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús se encuentra un hombre con un espíritu poseído en la sinagoga de Cafarnaúm. ¿No es interesante que Jesús enfrenta al primer espíritu poseído en un lugar santo, un lugar de adoración? ¿Y qué caracteriza a este hombre? A pesar de ser una sola persona, un individuo, habla en plural: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos?»

Lo diabólico es, literalmente, un poder de dispersión: diabalein. El pecado nos separa a uno del otro, y también divide interiormente, predisponiendo una parte del ser contra otra. Todos hemos experimentado esto: nuestras mentes están divididas, nuestras voluntades separadas, y nuestras emociones pelean contra las convicciones más profundas.

La firme voz de Jesús conduce al hombre de vuelta a sí mismo. Y amigos, este es precisamente el efecto que ha tenido la voz de Jesús a través de todos los tiempos. Cuando permites que Su palabra llegue adentro de ti, vuelves a estar unido. Cuando Jesús se convierte en el centro de tu vida, entonces tu mente, tu voluntad, tus emociones, tu vida privada, tu vida pública, todo ello, encuentra un lugar armonioso alrededor de ese centro.

Robert Barron, obispo