sábado 31 de diciembre de 2016
Carta semanal del Sr. Cardenal Arzobispo de Valencia
Hace 2016 años, en la aurora de la salvación, resonó para todo el mundo como gozosa noticia el nacimiento de un Niño. Aquel nacimiento ponía de manifiesto “el sentido profundo de todo nacimiento humano, y la alegría mesiánica constituye así el fundamento y realización de la alegría por cada niño que nace” (EV 1).
Es cierto, es verdad, que el mayor acontecimiento en la historia del mundo, después del nacimiento del Hijo de Dios, es el nacimiento de un niño. Es como decir que en el milagro de la vida de cada ser humano se repite, en cierto modo, el milagro grandioso de un Dios que, por amor, se hace hombre; es como decir que Dios es el precio de una vida humana, de todas y cada una de las vidas humanas. Es como reconocer, en suma, que el asombro ante la dignidad de la persona humana se encuentra en Jesucristo, Evangelio de la Vida.
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