Ermita de Campolivar
- 19:00 Misa de la Solemnidad de Todos los Santos. Sufr. Por las almas del Purgatorio
Templo de las Carmelitas
- 20:00 Misa de la Solemnidad de Todos los Santos Sufr. Dif. Parra Álvarez
Nightfever en la Iglesia de Santa Catalina en Valencia
- 19:00 Santa Misa
- 21:00 – 1:00 Nightfever. Exposición del Santísimo: oración, canto y diálogo
- 1:00 Oración de la noche y Bendición
Plaza de Santa Catalina, s/n, 46001 València, Valencia
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,31b-39):
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros? ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?, como dice la Escritura: «Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza.» Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 108,21-22.26-27.30-31
R/. Sálvame, Señor, por tu bondad
Tú, Señor, trátame bien, por tu nombre,
líbrame con la ternura de tu bondad;
que yo soy un pobre desvalido,
y llevo dentro el corazón traspasado. R/.
Socórreme, Señor, Dios mío,
sálvame por tu bondad.
Reconozcan que aquí está tu mano,
que eres tú, Señor, quien lo ha hecho. R/.
Yo daré gracias al Señor con voz potente,
lo alabaré en medio de la multitud:
porque se puso a la derecha del pobre,
para salvar su vida de los jueces. R/.
Evangelio de mañana
Lectura del santo evangelio según san Lucas (13, 31-35):
En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: «Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte.»
Él contestó: «ld a decirle a ese zorro: «Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término.» Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: «Bendito el que viene en nombre del Señor.»»
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
De catholic.net
La misión de Cristo implicaba también su muerte. Él la había aceptado, sabiendo que su vida estaba en juego, porque tenía la firme convicción de que el Padre no lo abandonaría. Ante la amenaza de Herodes, Jesús, teniendo el poder divino, se muestra sereno porque el plan que el Padre le ha dado es de su conocimiento y lo quiere cumplir como debe. El momento de su muerte llegará, pero no ahora. Él mismo da la señal de los tres días en los que la obra divina tendrá lugar, pero al tercero terminará y algo más tendrá inicio, un tiempo renovado de alegría.
En la figura de Herodes, Jesús ve cómo la gente de Jerusalén se ha cerrado a su mensaje y se conmueve porque quería que todos llegasen a convertirse en hijos de Dios, no solo de nombre, sino también de hecho. Es de notar cómo se matizan los sentimientos de Cristo que se expresan en la figura de una gallina que reúne a sus críos bajo sus alas; esta figura nos habla de la ternura divina que se muestra comprensiva con los que quiere, aun en los momentos difíciles. Cristo es como una madre que no se cansa de amar a sus hijos y sufre cuando ellos sufren; este sufrimiento que Cristo experimenta se debe a que hay gente que se pierde, en lugar de seguir su mensaje, y no podrá encontrar su felicidad.
La muerte de Cristo nos ayuda a comprender nuestro propio sufrimiento humano y cómo la historia no se quedó allí; nos ayuda a saber que Dios nos hizo para ser felices y no para sufrir; por esto Cristo resucitó y nos comunicó el gozo de su nueva vida.
«Les recomiendo vigilar no sólo individualmente, sino colegialmente, dóciles al Espíritu Santo, sobre este permanente punto de partida. Sin este núcleo languidecen los rasgos del Maestro en el rostro de los discípulos, la misión se atasca y disminuye la conversión pastoral, que no es otra cosa que rescatar aquella urgencia de anunciar el Evangelio de la alegría hoy, mañana y pasado mañana, premura que devoró el Corazón de Jesús dejándolo sin nido ni resguardo, reclinado solamente en el cumplimiento hasta el final de la voluntad del Padre. ¿Qué otro futuro podemos perseguir? ¿A qué otra dignidad podemos aspirar?»
(Discurso de S.S. Francisco, 7 de septiembre de 2017)