Sábado de la II semana del Tiempo Ordinario

Aforo 30%

Templo Carmelitas 

  • 19:00 Adoración al Santísimo, cantos, acción de gracias
  • 20:00 Misa del III Domingo del Tiempo Ordinario. Sufragio Mariano Cruz Tristán, Celina Esther Tristán, Joaquín Montes Molla y Mónica Tristán.

Ermita Virgen Desamparados – Campolivar

  • 19:00 Misa del III Domingo del Tiempo Ordinario

Primera lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (9,2-3.11-14):

HERMANOS:
Se instaló una primera tienda, llamada «el Santo»,

donde estaban el candelabro y la mesa de los panes presentados. Detrás de la segunda cortina estaba la tienda llamada «Santo de los Santos».
En cambio, Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su «tienda» es más grande y más perfecta: no hecha por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado.
No lleva sangre de machos cabríos, ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna.
Si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de una becerra, santifican con su aspersión a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, para que demos culto al Dios vivo!

Palabra de Dios

Salmo

Sal 46,2-3.6-7.8-9

R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.

V/. Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible,
emperador de toda la tierra. R/.

V/. Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad;
tocad para nuestro rey, tocad. R/.

V/. Porque el Señor es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,20-21):

EN aquel tiempo, Jesús llegó a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio

Alejandro Carbajo, cmf

Queridos amigos, paz y bien.

Hay muchos lugares en el mundo que son centros de peregrinación. Para algunas religiones, es obligatorio, al menos una vez en la vida, visitarlos (La Meca, por ejemplo, para los musulmanes, o Jerusalén para los judíos del tiempo de Jesús). Para los católicos siempre es un sueño visitar Roma, Lourdes, Fátima o Santiago de Compostela. Son lugares donde se siente algo especial, hay una atmósfera concreta, son centros de espiritualidad.

Antes del nacimiento de Jesús, el culto estaba unido a un templo determinado, el de Jerusalén. Con Jesús, la situación cambia. El “santo de los santos” ya no está oculto dentro de una tienda en medio de otra. El Santo se ha hecho presente, uno de nosotros, para ser accesible en cualquier lugar.

Y cambia el modo de adorar a Dios. El autor de la Carta a los Hebreos remarca la diferencia entre los sacrificios del Antiguo Testamento y el sacrificio de Jesús. La sangre de los animales ha sido sustituida por la sangre de Cristo, y se constituye en el sacrificio definitivo. Ya no nos obligan las antiguas normas y ritos veterotestamentarios. La sangre de Cristo nos ha facilitado las cosas. Con su sangre nos ha redimido. Lo recordamos cada día, en la Eucaristía. “Sus heridas nos han curado y su sangre nos da la salvación”, cantamos en Semana Santa. Es algo nuevo, algo que solo el Hijo de Dios encarnado podía hacer.

Tan radical es la novedad de Jesús, que no le entiende ni su propia familia. Se lo quieren llevar, pensando que estaba mal de la cabeza. Les asustaba lo que Jesús estaba haciendo en su pequeño mundo. Y no solo. Su fama se extendía con mucha rapidez. “No le dejaban ni comer”. Es normal que la familia no lo viera claro. Muchas personas se sienten así, cuando intentan vivir su vida de fe en serio. A su alrededor no hay mucha comprensión (son “bichos raros”) y no digamos nada si se habla de una vocación al sacerdocio o a la vida consagrada. Cuántas vocaciones han tenido que luchar contra la oposición de los padres o de los amigos.

Son momentos para decidir de Quién nos hemos fiado, en Quién hemos puesto los ojos (sabiendo Que Él nos miró primero) y permanecer fieles en su amor. En nuestra vida diaria, también tenemos momentos de flojera, de cansancio, de sentir que lo que hacemos no tiene sentido. Es bueno volver la vista atrás, recordar los momentos vividos cerca del Señor y, apoyados en su amor, seguir hacia delante, con mucha fe, con todo el amor de que seamos capaces, y siempre con esperanza.

Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.

San Ildefonso

De https://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=28

Este santo ha sido considerado como una de las mayores glorias de la Iglesia de España, la cual le honra como Doctor de la Iglesia. El santo era sobrino de San Eugenio, Obispo de Toledo a quien debía suceder en el cargo. A pesar de la oposición paternal, San Idelfonso tomó los hábitos religiosos desde temprana edad, en el convento de Agalia, muy cerca de Toledo, del que fue más tarde Abad.

Fue ordenado diácono en el año 630, y posteriormente, siendo todavía un monje, fundó un convento de religiosas en los alrededores. Siendo Abad asistió al séptimo y octavo Concilio de Toledo, en 653 y 655, respectivamente.

Uno de los ragos más característicos de la obra literaria de San Idelfonso es el entusiasmo casi exagerado con que el santo habla de la Santísima Virgen, y que se debe fundamentalmente al lenguaje mariano que se impuso en Toledo por aquella época.