Templo de las Carmelitas
- 19:00 Misa
- 19:30 Adoración al Santísimo.
Primera Lectura
Lectura del libro del Apocalipsis
Esta es la revelación
que Dios ha entregado a Jesucristo, para que muestre a sus siervos
lo que tiene que suceder pronto.
Dio la señal enviando su ángel a su siervo Juan.
Este, narrando lo que ha visto, se hace testigo de la palabra de Dios
y del testimonio de Jesucristo.
Dichoso el que lee y dichosos los que escuchan las palabras de esta profecía
y tienen presente lo que en ella está escrito, porque el plazo está cerca.
Juan a las siete iglesias de Asia:
Gracia y paz a vosotros de parte del que es y era y viene y de parte de los siete espíritus
que están ante su trono.
Oí una voz que decía desde el cielo: Al ángel de la Iglesia de Éfeso escribe así:
-Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha y anda entre los siete candelabros de oro:
Conozco tu manera de obrar, tu fatiga y tu aguante; sé que no puedes soportar a los malvados,
que pusiste a prueba a los que se llamaban apóstoles sin serlo
y descubriste que eran unos embusteros.
Eres tenaz, has sufrido por mí y no te has rendido a la fatiga; pero tengo en contra tuya que has abandonado el amor primero. Recuerda de dónde has caído, conviértete y vuelve a proceder como antes.
Salmo
que no sigue el consejo de los impíos;
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos,
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón,
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.No así los impíos, no así:
serán paja que arrebata el viento,
porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.
Evangelio
En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
Al oír que pasaba ente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron:
-Pasa Jesús Nazareno.
Entonces gritó: -¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
-¡Hijo de David, ten compasión de mí!
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó:
-¿Qué quieres que haga por ti?
El dijo:
-Señor, que vea otra vez.
Jesús le contestó:
-Recobra la vista, tu fe te ha curado.
Enseguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios.
Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.