Ermita del Salvador
- 19:30 Rosario
- 20:00 Misa
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,1-8):
EN aquellos días, Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un tal Áquila, judío natural del Ponto, y a su mujer, Priscila; habían llegado hacía poco de Italia, porque Claudio había decretado que todos los judíos abandonasen Roma.
Se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a vivir y trabajar en su casa; eran tejedores de lona para tiendas de campaña. Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, dando testimonio ante los judíos de que Jesús es el Mesías,
Como ellos se oponían y respondían con blasfemias, Pablo sacudió sus vestidos y les dijo:
«Vuestra sangre recaiga sobre vuestra cabeza. Yo soy inocente y desde ahora me voy con los gentiles».
Se marchó de allí y se fue a casa de un cierto Ticio Justo, que adoraba a Dios y cuya casa estaba al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios, al escuchar a Pablo, creían y se bautizaban.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 97,1-2ab.2cd-3ab.3cd-4
R/. El Señor revela a las naciones su victoria
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,16-20):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver».
Comentaron entonces algunos discípulos:
«¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?».
Y se preguntaban:
«¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice».
Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo:
«¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
De catholic.net
El Evangelio de hoy nos presenta esta «pre-despedida» del Señor a sus apóstoles, y quiero que nos detengamos en una frase que dice Jesús: «… pero vuestra tristeza se convertirá en alegría». Dentro de dos o tres días estaremos celebrando la solemnidad de la Ascensión de nuestro Señor a los cielos, y metiéndonos en los zapatos o, mejor dicho, en las sandalias de los apóstoles, después de todo lo que habían vivido: la pasión del Maestro, su muerte, la muerte de Judas, el miedo que tenían porque los estaban buscando; terminado todo esto, parece que ya nada tiene sentido. Es entonces cuando el Señor se les aparece en algunos momentos y recobran la alegría que al perecer se había ido con el Maestro. Y no quieren que Él nuevamente se vaya, no quieren perder la alegría que tienen al verlo, pero Jesús tiene que subir a los cielos para reinar desde allá. Y es desde allí, precisamente, de donde nos enviará el Espíritu Santo para que nuestra «tristeza se convierta en alegría». Nosotros somos templos del Paráclito, (Cf. 1 Cor 1,16), pero ¿qué tanto lo creemos? «Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré» (Jn 16,7).
Dentro de muy poco conmemoraremos Pentecostés; preparémonos para recibir al Espíritu Santo. Él vendrá y se posará sobre cada uno de nosotros, para que toda tristeza se convierta en alegría. Pidamos a la Virgen María, ella que es la esposa del Paráclito, que nos ayude a tener nuestro corazón lo menos indigno posible para recibir al artífice de nuestra santidad.
Pentecostés… Alegría de recibir el Espíritu Santo.
«En este día les digo: por favor mantengan viva la alegría, es signo del corazón joven, del corazón que ha encontrado al Señor. Y si ustedes mantienen viva esa alegría con Jesús, nadie se la puede quitar, ¡nadie! Pero por las dudas, les aconsejo: No se la dejen robar, cuiden la alegría que unifica todo ―¿En qué?― en el saberse amados por el Señor. Porque, como habíamos dicho al principio: Dios nos ama… ―¿Cómo era?– [Repiten: «Dios nos ama con amor de Padre»], Dios nos ama con corazón de Padre. Otra vez… [Repiten: «Dios nos ama con corazón de Padre»]. Y este es el principio de la alegría. El fuego del amor de Jesús hace desbordante este gozo, y es suficiente para incendiar el mundo entero. ¡Cómo no van a poder cambiar esta sociedad y lo que ustedes se propongan! ¡No le tengan miedo al futuro! ¡Atrévanse a soñar a lo grande!» (Saludo de S.S. Francisco, 7 de septiembre de 2017).
Fernando lll, Santo
Por: n/a | Fuente: ACI Prensa
Martirologio Romano: San Fernando III, rey de Castilla y de León, que fue prudente en el gobierno del reino, protector de las artes y las ciencias, y diligente en propagar la fe. Descansó finalmente en la ciudad de Sevilla († 1252).
Fecha de beatificación: 31 de mayo de 1655 el Papa Alejandro VII confirmó su culto
Fecha de canonización: 7 de febrero de 1671 por el Papa Clemente X
Era hijo del rey Alfonso IX y primo hermano del rey San Luis de Francia. Fue un verdadero modelo de gobernante, de creyente, de padre, esposo y amigo. Emprendió la construcción de la bellísima catedral de Burgos y de varias catedrales más y fue el fundador de la famosa Universidad de Salamanca. San Fernando protegió mucho a las comunidades religiosas y se esforzó porque los soldados de su ejército recibieran educación en la fe. Instauró el castellano como idioma oficial de la nación y se esmeró para que en su corte se le diera importancia a la música y al buen hablar literario.
Sus enfrentamientos tuvieron por fin, liberar a España de la esclavitud en la que la tenían los moros, y por ende liberar también a la religión católica del dominio árabe.
Como todos los santos fue mortificado y penitente, y su mayor penitencia consistió en tener que sufrir 24 años en guerra incesante por defender la patria y la religión.
En sus cartas se declaraba: «Caballero de Jesucristo, Siervo de la Virgen Santísima, y Alférez del Apóstol Santiago. El Papa Gregorio Nono, lo llamó: «Atleta de Cristo», y el Pontífice Inocencio IV le dio el título de «Campeón invicto de Jesucristo».
Propagaba por todas partes la devoción a la Santísima Virgen y en las batallas llevaba siempre junto a él una imagen de Nuestra Señora. Y le hacía construir capillas en acción de gracias, después de sus inmensas victorias. Este gran guerrero logró libertar de la esclavitud de los moros a Ubeda, Córdoba, Murcia, Jaén, Cádiz y Sevilla. Para agradecer a Dios tan grandes victorias levantó la hermosa catedral de Burgos y convirtió en templo católico la mezquita de los moros en Sevilla.
Fue canonizado en 1671 por el Papa Clemente X