10 de julio. Lunes XIV del Tiempo Ordinario. San Cristóbal

Ermita del Salvador

19:30: Santo Rosario

20:00. Misa Sufragio: Agustín Alonso

Evangelio

Mt 9,18-26

En aquel tiempo, Jesús les estaba hablando, cuando se acercó un magistrado y se postró ante Él diciendo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, impón tu mano sobre ella y vivirá». Jesús se levantó y le siguió junto con sus discípulos.

En esto, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años se acercó por detrás y tocó la orla de su manto. Pues se decía para sí: «Con sólo tocar su manto, me salvaré». Jesús se volvió, y al verla le dijo: «¡Ánimo!, hija, tu fe te ha salvado». Y se salvó la mujer desde aquel momento. Al llegar Jesús a casa del magistrado y ver a los flautistas y la gente alborotando, decía: «¡Retiraos! La muchacha no ha muerto; está dormida». Y se burlaban de Él. Mas, echada fuera la gente, entró Él, la tomó de la mano, y la muchacha se levantó. Y la noticia del suceso se divulgó por toda aquella comarca.

San Cristóbal

Cristóbal de Licia ha sido un personaje muy destacado en la tradición en las últimas décadas, pese a que en 1969 el Vaticano declarase sus hazañas como no canónicas. La tradición lo describe como un gigante cananeo que, tras su conversión, ayudaba a los viajeros a atravesar un peligroso vado llevándolos sobre sus hombros. El nombre de Cristóbal (del griego, portador de Cristo) le viene porque la leyenda señala que en uno se esos viajes portó al mismo niño Jesús, el cual le bautizó con este nombre.