30 de mayo. Martes VII de Pascua. San Fernando

Evangelio de hoy

En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. »Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado. »Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. […] (Jn17,1-11a)

San Fernando

Fue un verdadero modelo de gobernante, creyente, padre y esposo. Emprendió la construcción de la catedral de Burgos y fundó la Universidad de Salamanca. Protegió a las comunidades religiosas y se esforzó para que los soldados del ejército fueran educados en la fe. Sus enfrentamientos tenían como fin liberar a España del dominio árabe y su mayor penitencia consistió en sufrir 24 años de incesante guerra por defender la patria y la religión. Propagaba su devoción a la Santísima Virgen y en las batallas llevaba junto a él una imagen de Nuestra Señora.