Templo de las Carmelitas
10:30 Misa: Difuntos de la parroquia
20:00 Misa: Sufragios: Margarita Álvarez Dauden, José Simón
Ermita del Salvador
12:30 Misa. Intención. Por el Pueblo
Ermita de Campolivar
11:45 Misa. Sufragio: Dolores Cabañas Zarzoso
LECTURAS DE LA MISA
LECTURA PRIMERA Hch 12,1-11
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles
En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia.
Hizo decapitar a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos,
mandó detener a Pedro.
Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la
cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno: tenía
intención de ejecutarlo en público, pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro
estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él. La
noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados,
atado a ellos con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De
repente se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocó a Pedro en el
hombro, lo despertó y le dijo: «Date prisa, levántate.» Las cadenas se le cayeron de las
manos, y el ángel añadió: «Ponte el cinturón y las sandalias.» Obedeció y el ángel le
dijo: «Échate la capa y sígueme.» Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el
ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia,
llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de
la calle se marchó el ángel. Pedro recapacitó y dijo: «Pues era verdad: el Señor ha
enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los
judíos.»
SALMO RESPONSORIAL 33
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor
ensalcemos juntos su nombre
Yo consulté al Señor y me respondió
me libró de todas mis ansias.
Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.