Jueves de la I semana de Adviento

Ermita del Salvador

  • 19:00 Exposición al Santísimo
  • 20:00 Misa. Sufragio por Conchín Esparza Liñán, María Liñán y Alejandro Esparza

Caritas Parroquial

  • Comenzamos desde Cáritas parroquial la Campaña de recogida de alimentos, droguería y parafarmacia, hasta el 20 de diciembre. Podréis dejarlo en la sacristía. Al lado del boletín de comunicación parroquial y en las cancelas de la Iglesia, tendréis el listado de los productos que más se necesitan en estos momentos. ¡Gracias por vuestra colaboración!

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (26,1-6):

AQUEL día, se cantará este canto en la tierra de Judá:
«Tenemos una ciudad fuerte,
ha puesto para salvarla murallas y baluartes.
Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,
que observa la lealtad;
su ánimo está firme y mantiene la paz,
porque confía en ti.
Confiad siempre en el Señor,
porque el Señor es la Roca perpetua.
Doblegó a los habitantes de la altura,
a la ciudad elevada;
la abatirá, la abatirá
hasta el suelo, hasta tocar el polvo.
La pisarán los pies, los pies del oprimido,
los pasos de los pobres».
Palabra de Dios

Salmo

Sal 117,1.8-9.19-21.25-27a

R/. Bendito el que viene en nombre del Señor

R/. Bendito el que viene en nombre del Señor.

O bien:

R/. Aleluya

V/. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes. R/.

V/. Abridme las puertas de la salvación,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mí salvación. R/.

V/. Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,21.24-27):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».

Palabra del Señor

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

De catholic.net

Todos, alguna que otra vez, experimentamos algo de vacío en nuestra vida. A veces estamos seguros de haber encontrado algo que nos hará completamente felices, o que, por lo menos, nos hace pasar el tiempo y nos divierte. Después de mucho tiempo, algo pasa: o nos aburrimos de eso que compramos, o alguien nos traiciona, o las amistades se van apagando. Entonces decimos, «¿y ahora qué?».

Esta sensación de desorientación es exactamente a lo que el Señor se refiere cuando nos avisa los peligros de construir sobre arena. Seguido nos podemos hacer un concepto de Dios y de nuestra relación con Él que sólo toca unas cuantas realidades de nuestras vidas. A veces le tenemos miedo a ese «Dios»; a veces tenemos miedo de que nuestra relación implique mucho sacrificio, pero como todo es tan superficial todo va bien.

Lo difícil llega cuando nos empezamos a dar cuenta que hay más cosas en el fondo de nuestro ser que no tienen sentido fuera de Dios. Necesitamos a alguien que «sí» nos ame de manera incondicional cuando los demás parece que no nos hacen caso; alguien que «sí» pueda comprendernos cuando no entendemos nada; alguien que «sí»” llene el vacío que dejan las cosas y las personas cuando no están cerca.

¿Cómo reacciona el Señor?: Toca a la puerta, y en el momento en que le dejamos entrar en todas las realidades de nuestra vida, ¡en todas!, entonces todo empieza a cuadrar, todo se fundamenta sobre roca. Y si de repente pasa algo de verdad muy fuerte, nos dolerá, pero como dice el Evangelio, la casa no se va a caer.

Dejemos que Dios construya la casa. Hagámosle parte de nuestra vida, orando, amando, sirviendo. Esa es su voluntad de Dios, que amemos y nos dejemos ser amados. En todo momento y circunstancia.

«Son proyectos humanos, también los nuestros, puestos al servicio de un “yo” cada vez más grande, hacia un cielo en el que ya no hay lugar para Dios. Dios deja que lo hagamos durante algún tiempo, para que podamos experimentar hasta qué punto del mal y de la tristeza podemos llegar sin Él… Pero el Espíritu de Cristo, Señor de la historia, no ve el momento de tirarlo todo por la borda, para hacernos empezar de nuevo. Siempre somos un poco “cortos” de vista y de corazón; abandonados a nosotros mismos, acabamos perdiendo el horizonte; llegamos a convencernos de que lo hemos entendido todo, de que hemos tenido en cuenta todas las variables, de que hemos previsto qué va a pasar y cómo va a pasar… Son todas construcciones nuestras que se imaginan que tocarán el cielo. En cambio, el Espíritu irrumpe en el mundo desde las alturas, desde el seno de Dios, allí donde el Hijo fue generado, y hace nuevas todas las cosas.» (Homilía de S.S. Francisco, 8 de junio de 2019).

San Sabas, Abad

De catholic.net

Martirologio Romano: Cerca de Jerusalén, san Sabas, abad, que, nacido en Capadocia, se retiró al desierto de Judea, donde fundó un nuevo estilo de vida eremítica en siete monasterios que se llamaron «lauras», reuniendo a los solitarios bajo un superior. Vivió durante muchos años en la Gran Laura, que posteriormente llevó su nombre, brillando con el ejemplo de santidad y luchando esforzadamente por la fe de Calcedonia ( 532 ).

Breve Biografía

Sabas es el fundador de la llamada Grande Laura al lado del valle de Cedrón, a las puertas de Jerusalén. Había nacido en Mutalasca, cerca de Cesarea de Capadocia, en el 439, y después de pasar algún tiempo en el monasterio de su pueblo, en el 457 se trasladó al de Jerusalén fundado por Pasarión, pero éste no satisfizo sus aspiraciones. Y al contrario de muchos monjes que abandonaban su convento para correr a las grandes ciudades a llevar una vida poco edificante, Sabas, deseoso de soledad, durante una permanencia en Alejandría pidió y obtuvo el permiso para retirarse a una gruta, con el compromiso de regresar todos los sábados y domingos a hacer vida común en el monasterio.

Cinco años después, de regreso en Jerusalén, fijó su domicilio en el valle de Cedrón en una gruta solitaria, a donde entraba por una pequeña escalera hecha con lazos. Por lo visto, esa escalera reveló su escondite a otros monjes deseosos como él de soledad, y en poco tiempo, como en un gran panal, esas grutas inhóspitas en la pared rocosa se poblaron de solitarios pero no ociosos habitantes.

Así nació la Grande Laura, esto es, uno de los más originales monasterios de la antigüedad cristiana. Sabas, con mucha paciencia y al mismo tiempo con indiscutible autoridad, gobernó ese creciente ejército de ermitaños organizándolos según las reglas de vida eremítica ya establecidas un siglo antes por San Pacomio. Para que la guía del santo abad tuviera un punto de referencia en la autoridad del obispo, el patriarca de Jerusalén lo ordenó sacerdote en el 491.

Sabas, a pesar de su predilección por el total aislamiento del mundo, no rehuyó sus compromisos sacerdotales. Fundó otros monasterios, entre ellos uno en Emaús, y tomó parte activa en la lucha contra la herejía de los monofisitas, llegando al punto de movilizar a todos sus monjes en una expedición para oponerse a la toma de posesión de un obispo hereje, enviado a Jerusalén por el emperador Anastasio.

Ante el emperador de Constantinopla, San Sabas puso en escena una representación de mímicas para demostrar con la evidencia de las imágenes coreográficas la triste condición del pueblo palestino agobiado por pesados impuestos y uno en particular, que perjudicaba a los comerciantes, pero sobre todo al pueblo.

Cuando murió, el 5 de diciembre del 532, toda la región quiso honrarlo con espléndidos funerales. En Roma, en el siglo VII, por obra de los monjes griegos surgieron sobre el monte Aventino un monasterio y una basílica dedicados a su memoria, del que toma el nombre el barrio.

Fue uno de los santos más influyentes y significativos del anacoretismo en Oriente.

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