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Templo de las Carmelitas
- 9:30 Rezo del Rosario
- 10:00 Misa y Besamanos a la Virgen Medalla Milagrosa
- 20:00 Misa.Sufr. Margarita Álvarez Daudén
Ermita de Campolivar
- 11:30 Misa
Ermita del Salvador
- 12:30 Misa. Sufr. Eulalia Labarta Abad
Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (5,1-3):
En aquellos días, todas las tribus de Israel se presentaron ante David en Hebron y le dijeron:
«Hueso tuyo y carne tuya somos. Desde hace tiempo, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú el que dirigía las salidas y entradas de Israel. Por su parte, el Señor te ha dicho: “Tú pastorearás a mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”».
Los ancianos de Israel vinieron a ver al rey en Hebrón. El rey hizo una alianza con ellos en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos le ungieron como rey de Israel.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 121,1-2.4-5
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
V/. Qué alegría cuando me dijeron:
¡«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.
V/. Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,12-20):
Hermanos:
Demos gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen del Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones,
Principados y Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo,
y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas,
las del cielo y las de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Palabra de Dios
Evangelio
En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo:
«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Había también por encima de él un letrero:
«Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha hecho nada malo».
Y decía:
«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
Jesús le dijo:
«En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio
La lectura del Evangelio que la Iglesia nos propone para este día nos deja un poco confusos.
Es el último domingo del año y la liturgia lo dedica a Cristo Rey. La Iglesia quiere que le veamos en triunfo, como aquel en quien llegan a plenitud todas las cosas. Con él, el Reino de Dios dejará de ser un sueño para empezar a ser realidad plena. ¿Cómo es posible que el Evangelio nos presente a Jesús en la cruz? Los condenados a muerte no han triunfado nunca a lo largo de la historia. Como mucho han conseguido que algunos nostálgicos derramaran algunas lágrimas por ellos. Pero nada más. Los gobernantes de cualquier país saben que lo mejor que se puede hacer con la oposición es eliminarla.
Pero el caso de Jesús es diferente. Da la impresión de que su reinado no es exactamente
igual que los gobiernos y reinos de este mundo. Jesús es un hombre que, a punto de morir en
la cruz, todavía despierta pasiones opuestas. Unos se ríen de él y otros afirman su inocencia.
Más todavía. En el momento de la cruz el mismo Jesús es capaz de prometer el paraíso al
hombre que está crucificado a su lado.
Es que su reino no es de este mundo. Su reino es el reinado de Dios que junta y recoge a todos sus hijos e hijas dispersos para convertirlos en una familia. En el reino de Dios no somos súbditos. Tampoco somos ciudadanos. Somos hijos. Absolutamente diferente.
Desde esa perspectiva entendemos mejor la plenitud a que se refiere la lectura de la carta a los
Colosenses. Cuando ahí se afirma la superioridad de Jesús sobre todas las cosas y sobre todas las
personas, cuando se nos dice que en él el Reino de Dios va a llegar a su plenitud, no significa que
en su tiempo ese reino vaya a ser próspero económicamente. Tampoco significa que se vayan a hacer unas grandiosas obras y monumentos como acostumbran a hacer nuestros gobernantes para perpetuar su memoria. Ni siquiera que vaya a tener el mejor y más poderosos ejército del mundo. Ninguna de esas cosas. En un reino donde todos somos hermanos y Dios, el centro y origen de todo, es nuestro padre, la plenitud se verá al realizarse de verdad la fraternidad, la solidaridad y la justicia entre todos y todas. La plenitud llegará porque, como en una buena familia, todos pondremos nuestra confianza en el padre de quien procedemos y en quien encontramos el amor que nos hace falta para vivir y llegar a nuestra propia plenitud. Y todo eso sin fronteras, sin divisiones por razón de raza, cultura, religión o nacionalidad, porque toda la humanidad, junto con toda la creación, está llamada a participar de esa plenitud. Jesús es el rey de ese reino.
Precisamente por eso murió en la cruz. Precisamente por eso, Dios, el Padre que ama la vida, lo
resucitó y hoy mantenemos viva la esperanza del Reino.
Para la reflexión:
¿Estamos todos los que formamos nuestra comunidad al servicio unos de
otros? ¿Nos esforzamos para que entre nosotros reinen la fraternidad, la
solidaridad y la justicia? ¿Mantenemos la esperanza a pesar de las dificultades
que nos encontramos en el camino?
Avisos parroquiales
GRUPO DE ORACIÓN Y VIDA:
- Tendremos reunión el lunes 25 de noviembre a las 17:30 h, en la Ermita El Salvador.
EL LIBRO, “ANGIE, EL ANGELITO DE ADVIENTO”:
- El creativo valenciano Vicente Miquel ha ideado un libro calendario para que, junto a
una aplicación móvil, pretende fomentar con ayuda de un ángel virtual hagamos una obra buena
cada día durante el tiempo litúrgico de Adviento, que comienza el próximo 1 de diciembre.
El libro, “Angie, el angelito de Adviento”, incorpora un calendario y está asociada una aplicación
móvil en la que aparece un ángel llamado “Angie”. Una vez cumplida la obra buena que se propone cada día, podrán buscar al ángel con el móvil o tablet por la casa.
El libro y la aplicación podéis adquirirlos en la Parroquia. El donativo es de 10 euros. Y el domingo 1 de diciembre, contaremos con la presencia del creador de esta aplicación y libro, en la Misa de 12:30 h de la Ermita El Salvador.
EVANGELIO 2020:
- Ya está a vuestra disposición el Evangelio de 2020. Podéis adquirirlo en la Parroquia. El donativo es de 4 €