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Templo de las Carmelitas
- 10:30 Misa.
- 20:00 Misa. Sufragio, Margarita Álvarez Dauden
Ermita de Campolivar
- 11:30 Misa. Sufr. Agustín Alonso.
Ermita del Salvador
- 12:30 Misa
Prepárate para Orar
Un tiempo adecuado, un lugar tranquilo y una postura idónea.Este tiempo es para Dios.
Ponte en la Presencia de Dios.
“Un paso o dos antes del lugar donde tengo de contemplar o meditar, me pondré en pie, por espacio de un Padrenuestro, alzado el entendimiento arriba, considerando cómo Dios nuestro Señor me mira. Y hacer un gesto de reverencia”.
Piensa “dónde voy y a qué”. Cae en la cuenta de que estás en la presencia de Dios. El Dios de todo lo que es y existe, está en cada latido de tu corazón, está contigo, aquí y ahora. Y te mira.
Partimos de dos constataciones:
· El pecado existe. Es una realidad que no podemos evitar. Basta mirar a nuestro alrededor para verlo.
El sueño de Dios roto… El hombre, buscando realizar su sueño, toma caminos equivocados. ¿Cuáles son las raíces del mal, cómo se nos introduce… (la ambición, el egoísmo, el figurar, la envidia, el
poder…)? Seguid la historia… ¿quiénes son los grandes hombres? ¿Qué cosas se cuentan como las grandes de las naciones o de los pueblos?
· Es más fácil ver el pecado en los demás que en uno mismo. Sin embargo, el pecado en cada uno de nosotros también existe. Es esa inclinación que tiende a hacer de nosotros el centro de todo. La experiencia me dice que, quizá con demasiada frecuencia, pierdo la libertad interior y mi orientación a Dios no es lo recta y pura que debería ser.
El Pecado en el Mundo: Miremos al mundo de hoy. Llamados a ser hermanos, a caminar juntos, vivimos en medio del egoísmo, de la injusticia, de un auténtico desprecio por los demás. El pecado ha creado su propia estructura en nuestra sociedad y quienes nacemos en ella, quedamos sometidos a ella, nos penetra en el interior a través de todo, cultura, educación, ambiente.
El Pecado en la Iglesia: Si miramos a la Iglesia, nos encontramos con la misma realidad. En su estructura humana hemos de reconocer que el pecado ha penetrado en ella tomando una forma típica, anquilosada, incapaz de acudir con una palabra salvadora a los problemas que plantea el
mundo de hoy.
El Pecado en nosotros: Esa fuerza ha penetrado en nuestro interior (¿no es esto, el pecado original?) y nos ha hecho cómplices y esclavos (¿no participamos de muchas estructuras de pecado?). No nos faltan buenos propósitos, deseos de mejorar, pero chocamos con nuestra limitación, nos encontramos mezquinos, superficiales, agarrados por la rutina y la costumbre.
“Realmente, mi proceder no lo comprendo; pues no hago lo que quiero, sino que hago
lo que aborrezco” (Rom.7,15).
Tres consecuencias del pecado:
Ruptura con Dios: Seguir la llamada de Dios, pero regateándole pequeñas cosillas
y no entregándome abiertamente, frustrando el Plan de Dios.
Ruptura conmigo mismo: Destruyo el sentido mismo de mi vida cuyo fin es Cristo.
Ruptura con los demás: Aplicar esto a nuestras comunida des donde tan a menudo se nota ese egoísmo quizá inconsciente, pero que nos hace vivir cada uno para si, despreocupados de los demás, de sus problemas, de sus deseos.
Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio (26,4-10):
Dijo Moisés al pueblo: «El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios. Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios: «Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas. Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa. Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia.
El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos. Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado.» Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 90,1-2.10-11.12-13.14-15
R/. Está conmigo, Señor, en la tribulación
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.» R/.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos. R/.
Te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones. R/.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré.» R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10,8-13):
La Escritura dice: «La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón.» Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.»
Palabra de Dios
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo.
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.»
Jesús le contestó: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre».
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mi, todo será tuyo.»
Jesús le contestó: «Está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto».
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti», y también: «Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras».
Jesús le contestó: Está mandado: «No tentarás al Señor, tu Dios».
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio
Las primeras generaciones cristianas se interesaron mucho por las pruebas que tuvo que superar Jesús para mantenerse fiel a Dios y para vivir siempre colaborando en su proyecto de una vida más humana y digna para todos.
El relato de las tentaciones de Jesús no es un episodio aislado que acontece en un momento y en un lugar determinados. Lucas nos advierte que, al terminar estas tentaciones, “el diablo se alejó de él hasta el momento oportuno”. Las tentaciones volverán en la vida de Jesús y en la de sus
seguidores.
Por eso, los evangelistas colocan el relato antes de narrar la actividad profética de Jesús. Sus seguidores han de conocer bien estas tentaciones desde el comienzo, pues son las mismas que ellos tendrán que superar a lo largo de los siglos, si no quieren desviarse de él.
En la primera tentación se habla de pan. Jesús se resiste a utilizar a Dios para saciar su propia hambre: “No solo de pan vive el hombre”. Lo primero para Jesús es buscar el reino de Dios y su justicia: que haya pan para todos. Por eso acudirá un día a Dios, pero será para alimentar a
una muchedumbre hambrienta.
También hoy nuestra tentación es pensar solo en nuestro pan y preocuparnos exclusivamente de nuestra crisis. Nos desviamos de Jesús cuando nos creemos con derecho a tenerlo todo y olvidamos el drama, los miedos y sufrimientos de quienes carecen de casi todo.
En la segunda tentación se habla de poder y de gloria. Jesús renuncia a todo eso. No se postrará ante el diablo que le ofrece el imperio sobre todos los reinos del mundo. Jesús no buscará nunca ser servido, sino servir.
También hoy se despierta en algunos cristianos la tentación de mantener como sea, el poder que ha tenido la Iglesia en tiempos pasados. Nos desviamos de Jesús cuando presionamos las conciencias tratando de imponer a la
fuerza nuestras creencias. Al reino de Dios le abrimos caminos cuando
trabajamos por un mundo más compasivo y solidario.
En la tercera tentación se le propone a Jesús que descienda de manera grandiosa ante el pueblo, sostenido por los ángeles de Dios. Jesús
no se dejará engañar. Aunque se lo pidan, no hará nunca un signo espectacular del cielo. Se dedicará a hacer signos de bondad para aliviar el sufrimiento y las dolencias de la gente.
Nos desviamos de Jesús cuando confundimos nuestra propia ostentación con la gloria de Dios. Nuestra exhibición no revela la grandeza de Dios. Solo una vida de servicio humilde a los necesitados manifiesta y difunde su amor.
Avisos Parroquiales
Grupo de Oración y Amistad (G.O.A):
- Tendremos reunión el lunes 11 de marzo, a las 6 de la tarde, en el Templo Carmelitas
Cofradía de la Virgen de los Desamparados:
- Tendremos reunión el miércoles 13 de marzo, a las 18h, en el Centro Parroquial
Todos los Viernes de Cuaresma:
- Tendremos Exposición del Santísimo, Rezo de Vísperas y Vía Crucis a las 7 de la tarde, en la
Ermita El Salvador
“Una Vida con Propósito” ¿Para qué estoy aquí en la tierra? de Rick Warrern. Editorial Vida .-
- Encontrarás una síntesis de los ocho capítulos de este libro, en el suplemento que encontrarás dentro del Boletín de comunicación parroquial.
Colecta Día del Seminario:
- La semana pasada se realizó la Colecta a favor del Día del Seminario, que hizo un total de 887,50€. ¡Gracias por vuestra colaboración!
Adoración al Santísimo,
- Peticiones, silencio, acción de gracias y cantos, todos los sábados de 7 a 8 de la tarde
en la Ermita de El Salvador