Ermita del Salvador
- 19:30 Rosario
- 20:00 Misa
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías (23,5-8):
MIRAD que llegan días —oráculo del Señor—
en que daré a David un vástago legítimo:
reinará como monarca prudente,
con justicia y derecho en la tierra.
En sus días se salvará Judá,
Israel habitará seguro.
Y le pondrán este nombre:
«El-Señor-nuestra-justicia».
Así que llegan días —oráculo del Señor— en que ya no se dirá: «Lo juro por el Señor, que sacó a los hijos de Israel de Egipto», sino: «Lo juro por el Señor, que sacó a la casa de Israel del país del norte y de los países por donde los dispersó, y los trajo para que habitaran en su propia tierra».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 71,1-2.12-13.18-19
R/.En sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
V/. Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.
V/. Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.
V/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén! R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,18-24):
LA generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrán por nombre Emmanuel,
que significa “Dios-con-nosotros”».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
De catholic.net
Dios nos ha hablado y sigue hablando de muchas maneras (cfr. Heb.1,1); ponerle atención es el primer paso de nuestro camino hacia la felicidad. Este camino está compuesto por dos pasos esencialmente, el de la escucha atenta y el de hacer lo que Él nos dice. En este pasaje del Evangelio san José se encuentra ante una situación difícil, algo que a primera vista no puede entender; le es duro darse cuenta del plan que Dios tiene para él y para su familia, pero siendo un hombre que es capaz de escuchar a Dios, aunque ya había tomado su decisión de obrar de otro modo, a darse cuenta del querer divino y actuó conforme a éste.
Las formas en las que podemos escuchar a Dios son muy variadas, sin embargo, hay algunas que tienen prioridad en nuestras vidas como son la Sagrada Escritura y las personas más cercanas a nosotros, porque Dios es capaz de usar nuestra vida cotidiana para comunicarnos su mensaje. Una escucha atenta vale mucho en una relación, especialmente con las personas más cercanas a nosotros que a veces pueden pasar desapercibidas. Dios nos invita a escuchar su voz en estos momentos.
Después de reconocer la voz de Dios nos toca hacer lo que Él nos diga (Cfr. Jn2,5) porque los mensajes que nos comunica nos impulsan a hacer realidad su querer divino en nuestras vidas. Pidámosle a Dios que nos conceda una gran fe para saber reconocer su voz y la gracia necesaria para hacer lo que nos pide con amor.
«Jesús, María y José. María con su generoso sí permitió que Dios se hiciera cargo de esa historia. José, hombre justo, no dejó que el orgullo, las pasiones y los celos lo arrojaran fuera de esa luz. Por la forma en que está narrado, nosotros sabemos antes que José lo que le ha sucedido a María, y él toma decisiones mostrando su calidad humana antes de ser ayudado por el ángel y llegar a comprender todo lo que sucedía a su alrededor. La nobleza de su corazón le hace supeditar a la caridad lo aprendido por ley; y hoy, en este mundo donde la violencia psicológica, verbal y física sobre la mujer es patente, José se presenta como figura de varón respetuoso, delicado que, aun no teniendo toda la información, se decide por la fama, dignidad y vida de María. Y, en su duda de cómo hacer lo mejor, Dios lo ayudó a optar iluminando su juicio.»
(Homilía de S.S. Francisco, 8 de septiembre de 2017).
Nuestra señora de la Esperanza
De aciprensa
El 18 de diciembre se celebraba en España la fiesta mariana de la «espera del parto» (Exspectatio Partus), establecida en esa fecha por el décimo Concilio de Toledo (656). A esa fiesta se le llamaba «Santa María de la O» porque después de rezar la oración de la tarde (Vísperas, ver: Liturgia de las Horas), el coro sostenía una larga «O». Esta representaba la gran expectación del universo por la venida del Mesías. La «O» expresa actitud de maravilla, expectativa y esperanza por la venida del Mesías (Tamayo, Mart. Hisp., VI, 485).