Centro Parroquial
- 17:00 Reunión de los voluntarios de Cáritas. Recordaros que en Cáritas NO recogemos ropa.
Ermita del Salvador
- 19:30 Rosario
- 20:00 Misa. Sufragio, José Colomer Sancho.
Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (18,41-46):
En aquellos días, Elías dijo a Ajab: «Vete a comer y a beber, que ya se oye el ruido de la lluvia.»
Ajab fue a comer y a beber, mientras Elías subía a la cima del Carmelo; allí se encorvó hacia tierra, con el rostro en las rodillas, y ordenó a su criado: «Sube a otear el mar.»
El criado subió, miró y dijo: «No se ve nada.»
Elías ordenó: «Vuelve otra vez.»
El criado volvió siete veces, y a la séptima dijo: «Sube del mar una nubecilla como la palma de una mano.»
Entonces Elías mandó: «Vete a decirle a Ajab que enganche y se vaya, no le coja la lluvia.»
En un instante se oscureció el cielo con nubes empujadas por el viento, y empezó a diluviar. Ajab montó en el carro y marchó a Yezrael. Y Elías, con la fuerza del Señor, se ciñó y fue corriendo delante de Ajab, hasta la entrada de Yezrael.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 64,10.11.12-13
R/. Oh Dios, tú mereces un himno en Sión
Tú cuidas de la tierra,
la riegas y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales. R/.
Riegas los surcos,
igualas los terrenos,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes. R/.
Coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,20-26):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «renegado», merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.»
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy me hablas del perdón y la reconciliación. Es de verdad importante para el seguidor tuyo aprender a perdonar y, sobre todo, a pedir perdón.
Pedir perdón es muestra de humildad ya que implica reconocer el error y, en cierta medida, rebajarse al otro y pedir algo que se necesita de él. El perdón cristiano es el que he podido aprender de Ti, un perdón humilde, sencillo, generoso, sin importar el tamaño de las ofensas, que no mide el pecado sino que mide el amor.
Pedir perdón al hermano es más fundamental antes de presentarse de nuevo ante Ti. Es como aquellos hermanos que pelean pero luego, ante la presencia de los padres, se piden perdón y se reconcilian.
En este pasaje me invitas al perdón, a olvidar los rencores, a dar el primer paso antes aquellas ofensas del pasado que nadie se ha atrevido a perdonar o pedir perdón. Me llamas a seguir tu ejemplo de delicadeza en el trato con mis hermanos, los hombres, a evitar los insultos, las palabras ofensivas, recriminatorias, o falsas.
Dame la gracia, Señor, de aprender a perdonar y recibir perdón como Tú me pides.
«Respecto al mandamiento «no matarás», Él afirma que es violado no solo por el homicidio efectivo, sino también por esos comportamientos que ofenden la dignidad de la persona humana, comprendidas las palabras injuriosas. Claro, estas palabras injuriosas no tienen la misma gravedad y culpabilidad del asesinato, pero se ponen en la misma línea, porque se dan las premisas y revelan la misma malevolencia. Jesús nos invita a no establecer una clasificación de las ofensas, sino a considerarlas todas dañinas, en cuanto son movidas por el intento de hacer el mal al próximo. Y Jesús pone el ejemplo. Insultar: nosotros estamos acostumbrados a insultar, es como decir «buenos días». Y eso está en la misma línea del asesinato. Quien insulta al hermano, mata en su propio corazón a su hermano. Por favor, ¡no insultéis! No ganamos nada.» (Homilía de S.S. Francisco, 12 de febrero de 2017).