Ermita del Salvador
- 19:30 Rosario
- 20:00 Misa. Sufragio Alfredo Sasera López (1º aniversario).
Lectura de la profecía de Jonás (3,1-10):
EL Señor dirigió la palabra a Jonás:p
«Ponte en marcha y ve a la gran ciudad de Nínive; allí les anunciarás el mensaje que yo te comunicaré».
Jonás se puso en marcha hacia Nínive, siguiendo la orden del Señor. Nínive era una ciudad inmensa; hacían falta tres días para recorrerla. Jonás empezó a recorrer la ciudad el primer día, proclamando:
«Dentro de cuarenta días, Nínive será arrasada».
Los ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno y se vistieron con rudo sayal, desde el más importante al menor.
La noticia llegó a oídos del rey de Nínive, que se levantó de su trono, se despojó del manto real, se cubrió con rudo sayal y se sentó sobre el polvo. Después ordenó proclamar en Nínive este anuncio de parte del rey y de sus ministros:
«Que hombres y animales, ganado mayor y menor no coman nada; que no pasten ni beban agua. Que hombres y animales se cubran con rudo sayal e invoquen a Dios con ardor. Que cada cual se convierta de su mal camino y abandone la violencia. ¡Quién sabe si Dios cambiará y se compadecerá, se arrepentirá de su violenta ira y no nos destruirá!».
Vio Dios su comportamiento, cómo habían abandonado el mal camino, y se arrepintió de la desgracia que había determinado enviarles. Así que no la ejecutó.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 50,3-4.12-13.18-19
R/. Un corazón quebrantado y humillado,
tú, Dios mío, no lo desprecias
V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.
V/. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.
V/. Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,29-32):
EN aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús,
y él se puso a decirles:
«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
De catholic.net
Hace algunos años me encerré en mi cuarto y, con mucho dolor por lo que estaba pasando, le pedí ayuda a Dios después de mucho tiempo sin hablarle. Nada pasó, nada se resolvió, todo fue peor y me preguntaba, ¿por qué no pasó nada? ¿Acaso no era Dios?
Muchas veces nos acercamos a Dios porque es Dios; lo rodeamos pidiéndole que nos arregle la vida pues sólo así podremos creerle, sólo así podremos ser sus discípulos, o al menos a mí me pasaba, que sólo lo buscaba cuando lo necesitaba. Nos olvidamos que Dios tiene algo mucho más grande que darnos, su amor.
El saber y experimentar que Dios nos ama es el mejor regalo que podemos tener. Este amor es más grande que cualquier cosa que nos pueda dar; su amor es más grande que una buena vida sin dolor o padecimiento.
Nuestra vida debe ser una completa experiencia del amor de Dios. Con cada cosa que nos pasa debemos ver el cariño que Dios nos tiene. Experimentar un amor real, que no se queda escrito en un libro de muchas páginas sino que vive en el corazón; un amor que nunca cambia sino que siempre existe. Un amor intenso, apasionado, personal hacia cada uno de nosotros, un amor que sólo vive y se consume para nosotros. Un amor puro que no tiene intereses, un amor que sabe amar porque siempre se da a sí mismo.
Si algo hemos de pedir no son pruebas de su cercanía, no son bienes para una vida sin problemas. Lo único que debemos pedir es el poder tener la experiencia de Dios, el poder vivir el amor que Dios nos tiene, y sólo eso bastará en nuestra vida, sólo eso nos hará felices.
«A esta eucaristía traemos también ese momento tan difícil que cuestiona y pone muchas veces en duda nuestra fe. Queremos unirnos a Jesús. Él conoce el dolor y las pruebas; Él atravesó todos los dolores para poder acompañarnos en los nuestros. Jesús en la cruz quiere estar cerca de cada situación dolorosa para darnos su mano y ayudar a levantarnos. Porque Él entró en nuestra historia, quiso compartir nuestro camino y tocar nuestras heridas. No tenemos un Dios ajeno a lo que sentimos y sufrimos, al contrario, en medio del dolor nos entrega su mano.»
(Homilía de S.S. Francisco, 20 de enero de 2018).