Ermita Virgen Desamparados – Campolivar
- 19:00 Misa del III Domingo del Tiempo Ordinario
Templo Carmelitas
- 19:00 Exposición del Santísimo
- 20:00 Misa del III Domingo del Tiempo Ordinario
Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel 1, 1-27
En aquellos días, David regresó tras derrotar a Amaalec y se detuvo dos días en Sicelag.
Al tercer día vino un hombre del campamento de Saúl, con las vestiduras rasgadas y tierra en la cabeza. Al llegar a la presencia de David, cayó en tierra y se postró.
David le preguntó:
«¿De dónde vienes?».
Respondió:
«He huido del campamento de Israel».
David le preguntó de nuevo:
«¿Qué ha sucedido? Cuéntamelo».
Respondió:
«La tropa ha huido de la batalla y muchos del pueblo han caído entre ellos Saúl y su hijo Jonatán».
Entonces David, echando mano a sus vestidos, los rasgó, lo mismo que sus acompañantes. Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta la tarde por Saúl, por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor y por la casa de Israel, caídos a espada.
Y dijo David:
«La flor de Israel herida en tus alturas. Cómo han caído los héroes. Saúl y Jonatán, amables y gratos en su vida, inseparables en su muerte, más veloces que águilas, más valientes que los leones.
Hijas de Israel, llorad por Saúl, que os cubría de púrpura y adornos, que adornaba con alhajas de oro vuestros vestidos.
Cómo han caído los héroes en medio del del combate. Jonatán, herido en tus alturas.
Estoy apenado por ti, Jonatán, hermano mío. Me ras gratísimo, tu amistad me resultaba más dulce que el amor de las mujeres.
Cómo han caído los héroes. Han perecido las armas de combate».
Salmo de hoy
Sal 79,2-3.5-7 R/. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve
Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efrain, Benjamin y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R.
Señor Dios del universo,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos. se burlan de nosotros. R.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 20-21
En aquel tiempo, Jesús llega a casa con sus discípulos y de nuevo se junta tanta gente que no los dejaban ni comer.
Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.
Reflexión del Evangelio
De https://www.dominicos.org/
“Han muerto Saúl y su hijo Jonatán”
Según podemos leer en los dos libros de Samuel, el comportamiento de Saúl no fue en todo momento el adecuado. Fundamentalmente desobedeciendo a Yahvé en algunos puntos. El pasaje de la primera lectura nos recuerda la muerte de Saúl y de su hijo Jonatán.
Por encima de su conducta, Saúl y también su hijo Jonatán eran bien queridos por el rey David, que junto con sus acompañantes lloraron su muerte y lo expresaron con palabras bien sentidas.
En todo tiempo la muerte de un ser querido provoca dolor y tristeza. Y en tiempo de Saúl este dolor se vivía con más intensidad porque no creían en la resurrección de los muertos. En todas las circunstancias, pero con más fuerza en ese tema de la muerte, la persona de Jesús sobresale sobremanera. Pues nos ha asegurado que hay vida después de la muerte. Que la muerte no es el final de nuestro camino. “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí aunque muera vivirá y vivirá para siempre”.
Vamos a disfrutar, después de nuestra muerte, de la vida de total felicidad y para siempre. Una vez más, tenemos que agradecer a Jesús, todos los regalos que nos ha hecho.
“Decían que no estaba en sus cabales”
La historia se repite. Desde que Jesús vino a nuestra tierra hasta nuestros días, hay personas que se emocionan ante su palabra y su amor, y rendidos están dispuestos a seguirle e incluso a adorarle como Dios nuestro que es. Ya no saben vivir sin Jesús. “Para mí la vida es Cristo”.
Pero también, desde el principio hasta nuestros días, hay personas que le rechazan y orillan y no cuentan con él para nada. Sorprendentemente en el evangelio de hoy vemos que, entre estos segundos, hay miembros de su familia y querían alejarlo de la que gente que estaba oyendo su predicación porque “decían que no estaba en sus cabales”.
Es verdad que posiblemente la primera vez que oímos ciertas frases de Jesús como “amad a vuestros enemigos”, “el que gana pierde y el que pierde gana”, “no se puede servir a Dios y al dinero”, “perdonad hasta sesenta veces siete”, “lavaos los pies unos a otros como yo os los he lavado”, “el que ama a su padre o a su madre más que a mí, no puede ser discípulo mío”… pensamos “que no estaba en su cabales”. Pero, cuanto más nos adentramos en la vida, vemos que Jesús da en el clavo, acierta y tiene toda la razón en todas sus palabras y frases.
Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)