Templo Carmelitas
- 10:00 Misa en honor de San José
- No habrá misa por la tarde
Ermita de Campolivar
- 11:00 Misa en honor de San José
Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel 7, 4-5a. 12-14a. 16
En aquellos días, vino esta palabra del Señor a Natán:
«Ve y habla a mi siervo David:
“Así dice el Señor: Cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré tu reino.
Será el quien construya una casa a mi nombre y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre.
Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo.
Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mí, tu trono durará para siempre”».
Salmo
Salmo 88, 2-3. 4-5. 27 y 29 R/. Su linaje será perpetuo.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.
«Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R/.
Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”.
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4, 13. 16-18. 22
Hermanos:
No por la ley sino por la justicia de la fe recibieron Abrahán y su descendencia la promesa de que iba a ser heredero el mundo.
Por eso depende de la fe, para que sea según gracia; de este modo, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la que procede de la ley, sino también para la que procede de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros.
Según está escrito: «Te he constituido padre de muchos pueblos»; la promesa está asegurada ante aquel en quien creyó, el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe.
Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza que llegaría a ser padre de muchos pueblos, de acuerdo con lo que se le había dicho:
«Así será tu descendencia».
Por lo cual le fue contado como justificación.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 16. 18-21. 24a
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Cuando José se despertó, hizo lo que le habla mandado el ángel del Señor.
Reflexión
De https://www.dominicos.org/
Jesús enraizado en la historia de Israel
Este pasaje de la genealogía de Jesús tiene como finalidad señalar la vinculación total y absoluta de Jesús en la historia de Israel y ello a través de S. José. Y es el fin y el cumplimiento de esta historia, historia de salvación.
En este pasaje también se nos narra el enigma del nacimiento de Jesús, que a José se lo esclarece el mensaje de Dios, así como sus compromisos: aceptar a María como su esposa y a su hijo como hijo, aunque no sea el hijo de él. Es en el Espíritu Santo donde está en origen de la vida de Jesús.
No depende ni proviene de sólo de la serie de generaciones y de nacimientos humanos. Es el cumplimiento de todos ellos, pero es un inicio completamente nuevo. No han sido los hombres quienes nos hemos dado o nos han dado a Jesús, es un don que proviene de Dios.
Aunque está vinculado a la historia del pueblo intervienen dos personas: María y José. Por eso debe aceptar ser el esposo de María y cuidar y atender el hijo de ella.Los dos aceptarán la voluntad de Dios y los dos se ayudarán en su educación.
Hombre sorprendido, cabal, sabio, justo y piadoso
María se lo expresó al ángel en la Anunciación, que próximamente lo recordaremos en la liturgia, y José, después de mucha reflexión y un gran conocimiento y discernimiento, también aceptó la voluntad de Dios, pues es un hombre justo y piadoso. Sabe que Dios cumple su promesa.
José es un hombre que se ve sorprendido por el embarazo de María, su prometida. Si María también se vio sorprendida con el anuncio del ángel, también José se vio sorprendido. Si María acepto, poniendo pegas, la voluntad de Dios, José lo mismo, aceptó la voluntad de Dios, discernida con la ayuda del Espíritu, que le llevó a asumir dos compromisos. Aceptar a María como esposa y a asumir la paternidad de Jesús.
Ante las sorpresas que vivió José como era hombre piadoso y justo, supo discernir lo que Dios le estaba pidiendo. Nada fácil, pero lo aceptó. Seguro que en ese discernimiento recordaría cómo Dios había prometido al pueblo un liberador, un salvador. Era un hombre justo y sabía que en uno de los salmos nos da la clave para comprender de dónde procede la sabiduría existencial que Dios nos comunica: “la boca del justo expone la sabiduría, su lengua explica el derecho, porque lleva en el corazón la ley de sus Dios y sus pasos no vacilan”.
El hombre justo y piadoso, que lleva en el corazón la ley de su Dios y,por tanto, procura obrar el bien, tener discernimiento y gran confianza en el Señor, porque sabe que Dios confía en los que se acogen a Él. Es un hombre que deja actuar a Dios y fiándose de él, no aferrarse a sus planes, sino estar dispuesto a modificarlos para responder al proyecto de Dios.
En plena cuaresma y cerca de la semana santa
Y precisamente en plena cuaresma y muy próxima la Pascua se nos presenta a San José, como modelo obediente y fiel cumplidor con sus responsabilidades de llevar a cabo el proyecto de Dios sobre la humanidad. José le puso el nombre a su hijo adoptivo, pues así era la costumbre y también porque sabía cuál era su misión, salvar a la humanidad. Ayudó a Jesús en su personalidad y sobre todo en la conversación y la escucha al Espíritu
Que la proximidad de la Semana Santa S. José sea un aliciente en la vivencia del acontecimiento que vamos a recordar y descubrir el sentido que tienen para nuestra manera de vivir la fe, aquí y ahora. José fue un hombre de silencio y de escucha. De escucha a María y a Jesús. José fue un hombre que conversando con el Espíritu y escuchando, supo cumplir muy bien su misión.
En esta cuaresma y en la Pascua de este año, en que seguimos descubriendo y afianzando nuestro deseo de que la Iglesia asuma la sinodalidad, como forma de misión en nuestros ambientes, sepamos estar atentos a lo que El Espíritu nos enseñe, recordando y actualizando esos acontecimientos.
“Padre Dios, te damos gracias por el ejemplo de San José que nos has dejado como el hombre de la escucha del Espíritu. Supo cuidar y acompañar a Jesús para que cumpliera tu misión. Ayuda a la Iglesia para que aprenda a escuchar la Palabra de tu Hijo Jesús y hacer realidad tu Reino”.
Fr. Mitxel Gutiérrez Sánchez O.P.
Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)