Miércoles de la III semana de Cuaresma

Templo Carmelitas

  • 19:00 Misa
  • A continuación hasta las 20:30 Adoración al Santísimo
Lectura de la Biblia: Deuteronomio 29, 31

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio 4, 1. 5-9

Moisés habló al pueblo, diciendo:

«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndolos, viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar.
Mirad: yo os enseño los mandatos y decretos, como me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumpláis en la tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella.
Observadlos y cumplidlos, pues esa es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos, los cuales, cuando tengan noticia de todos estos mandatos, dirán:
“Ciertamente es un pueblo sabio e inteligente esta gran nación”.
Porque ¿dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos?
Y ¿dónde hay otra nación tan grande que tenga unos mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que yo os propongo hoy?
Pero, ten cuidado y guárdate bien de olvidar las cosas que han visto tus ojos y que no se aparten de tu corazón mientras vivas; cuéntaselas a tus hijos y a tus nietos».

 

Salmo de hoy

Sal 147, 12-13. 15-16. 19-20 R/. Glorifica al Señor, Jerusalén

 

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza. R/.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Reflexión del Evangelio de https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/23-3-2022/

Guárdate muy bien de olvidar los hechos que presenciaron tus ojos

Moisés recuerda a su pueblo la fortuna de la que goza. Tienen a Dios de su parte, lo que se traduce que el mismo Dios, a través de sus profetas, les regala sus palabras, los mandatos que necesitan para vivir con dignidad y sentido. Mandatos que no solo tienen que escucharlos sino que también deben “cumplirlos y guardarlos”, lo que constituirá su sabiduría. Ningún otro pueblo puede gozar de ese conocimiento, de esta sabiduría, la sabiduría de la vida. No es extraño que los demás pueblos al enterarse de la relación de Dios con el pueblo judío, exclamen con cierta envidia: “¿Cuál de las naciones tiene unos dioses tan cercanos? Y ¿cuál de las naciones grandes tiene unos mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que hoy os voy a promulgar?”. Yahvé, sabedor de todo lo que ha hecho a favor de su pueblo, le pide que tenga buena memoria para vivir el presente por el buen camino. “Guárdate muy bien de olvidar los hechos que presenciaron tus ojos, que no se aparte de tu memoria mientras te dure la vida”. No se puede ser buen judío, buen seguidor de Yahvé, sin tener buena memoria, sin tener siempre presente todo lo que Él hizo por su pueblo.

He venido… a dar plenitud

Ciertamente los cristianos somos más afortunados que el pueblo judío, al que Dios habló a través de los patriarcas, de los profetas… a nosotros nos ha hablado a través de su Hijo, de Jesús de Nazaret. El que sabe mejor que nadie, para eso es Dios, los caminos que hemos de seguir los hombres para encontrar eso que todos tanto deseamos que es el sentido y la felicidad. Jesús, en el evangelio de hoy, nos dice que no ha venido a abolir la ley o los profetas, sino que ha venido a dar plenitud. Y la plenitud nos la regala no solo con algún retoque en algunos de los mandatos antiguos, sino principalmente a través de su amistad. “A vosotros os llamo amigos”. Viene hasta nosotros para que podamos recorrer nuestro camino siempre unidos a él, desde la amistad con él. Una amistad que le lleva a instalarse en nuestro corazón. “El que come mi cuerpo y bebe mi sangre está en mí y yo en él”. Ciertamente eso es dar plenitud a lo vivido en el Antiguo Testamento por el pueblo judío.

También la buena memoria debe funcionar en los cristianos. Debemos recordar siempre todo lo que Jesús hizo y sigue haciendo por nosotros. Cada eucaristía pretende refrescar nuestra memoria para recordar el camino trazado por Jesús, el camino del amor, de la vida entregada, el que conduce a la resurrección, a la plenitud de la vida y de la felicidad. “Haced esto en memoria mía”. Un camino que da cumplimiento y va más allá de la ley y los profetas.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)