Templo Carmelitas
- 19:00 Misa. Sufragio Juan Manuel Medina Ruano y difuntos Familia Martí Bonastre
- A continuación Exposición del Santísimo hasta las 20:30
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (20,28-38):
En aquellos días, decía Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: «Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre. Ya sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso algunos de vosotros deformarán la doctrina y arrastrarán a los discípulos. Por eso, estad alerta: acordaos que durante tres años, de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular. Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra de gracia, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia de los santos. A nadie le he pedido dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han ganado lo necesario para mí y mis compañeros. Siempre os he enseñado que es nuestro deber trabajar para socorrer a los necesitados, acordándonos de las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir.”»
Cuando terminó de hablar, se pusieron todos de rodillas, y rezó. Se echaron a llorar y, abrazando a Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba era lo que había dicho, que no volverían a verlo. Y lo acompañaron hasta el barco.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 67,29-30.33-35a.35b.36c
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios
Oh Dios, despliega tu poder,
tu poder, oh Dios, que actúa en favor nuestro.
A tu templo de Jerusalén
traigan los reyes su tributo. R/.
Reyes de la tierra, cantad a Dios,
tocad para el Señor,
que avanza por los cielos,
los cielos antiquísimos,
que lanza su voz, su voz poderosa:
«Reconoced el poder de Dios.» R/.
Sobre Israel resplandece su majestad,
y su poder, sobre las nubes.
¡Dios sea bendito! R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (17,11b-19):
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: «Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad.»
Palabra del Señor
San Ivón o Yves de Kenmartin
De https://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=151
San Ivón Hélory, Patrono de los Juristas, nació en Kenmartin, cerca de Tréguier de Bretaña, donde su padre era señor feudal. A los 24 años había obtenido ya títulos en filosofía, teología y derecho canónico en las mejores escuelas. Se trasladó a Orléans a estudiar derecho civil bajo la dirección del célebre jurista Pedro de la Chapelle. San Ivón empezó a practicar la mortificación y sus austeridades aumentaron. Al terminar sus estudios el archidiácono de Renes le nombró Juez del Tribunal Eclesiástico. En el ejercicio de su cargo, el santo protegió a los huérfanos, defendió a los pobres y administró justicia con tanta imparcialidad y bondad, que aún aquellos a quienes castigaba le tenían afecto. Regresó a su tierra natal y en 1284 fue ordenado sacerdote y se le concedió el beneficio de Trédrez.
Los últimos quince años de su vida los dedicó al trabajo parroquial, primero en Trédrez y luego en Lovannec, donde construyó un hospital asistiendo personalmente a los enfermos.
San Ivón recibió los últimos sacramentos en víspera de la Ascensión y falleció el 19 de mayo de 1303, a los 50 años de edad. Fue canonizado en 1347