Miércoles de la VI semana de Pascua

Templo Carmelitas

  • 19:00 Misa Novena a la Virgen de los Desamparados. Sufragio Ramón Solaz Durá
  • A continuación rezo del Santo Rosario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (17,15.22–18,1):

EN aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se volvieron con el encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen con él cuánto antes.
Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo:
«Atenienses, veo que sois en todo extremadamente religiosos. Porque, paseando y contemplando vuestros monumentos sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción: “Al Dios desconocido”.
Pues eso que veneráis sin conocerlo os lo anuncio yo. “El Dios que hizo el mundo y todo lo que contiene”, siendo como es Señor de cielo y tierra, no habita en templos construidos por manos humanas, ni lo sirven manos humanas, como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo.
De uno solo creó el género humano para que habitara la tierra entera, determinando fijamente los tiempos y las fronteras de los lugares que habían de habitar, con el fin de que lo buscasen a él, a ver si, al menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos; así lo han dicho incluso algunos de vuestros poetas: “Somos estirpe suya”.
Por tanto, si somos estirpe de Dios, no debemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía de un hombre. Así pues, pasando por alto aquellos tiempos de ignorancia, Dios anuncia ahora en todas partes a todos los humanos que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio del hombre a quien él ha designado; y ha dado a todos la garantía de esto, resucitándolo de entre los muertos».
Al oír «resurrección de entre los muertos», unos lo tomaban a broma, otros dijeron:
«De esto te oiremos hablar en otra ocasión».
Así salió Pablo de en medio de ellos. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más con ellos.
Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 148,1-2.11-12.13.14

R/. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria

Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo todos sus ángeles;
alabadlo todos sus ejércitos. R/.

Reyes del orbe y todos los pueblos,
príncipes y jueces del mundo,
los jóvenes y también las doncellas,
los ancianos junto con los niños. R/.

Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra. R/.

Él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido. R/.

Evangelio de mañana

Lectura del santo evangelio según san Juan (16,12-15):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».

Palabra del Señor

Santo Domingo de la Calzada

De https://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=143

Nació en Viloria, Alava, en una humilde familia. Un día, mientras pastoreaba sus ovejas a las orillas del Ebro, oyó la voz de Dios que le llamaba a su servicio. Acudió al monasterio de San Millán de la Cogolla, pero no fue admitido. Tampoco en Santa María de Valvanera, por lo que se decidió por la vida eremítica. Y en los montes que rodean al San Lorenzo, pasó cinco años dedicado a la oracion y penitencia.

En la Edad Media cobró gran auge—junto con Roma y Jerusalén— la peregrinación a Santiago de Compostela, nuestro santo se convirtió en el buen samaritano, el ángel protector de los romeros a Santiago, mejorar los caminos, preparar albergues, movido únicamente por su deseo de ayudar a los peregrinos. Construyó primero una ermita dedicada a Santa Maria desde la que exploraba el horizonte para acudir en ayuda de cualquier prójimo en apuros, y más adelante, un albergue, donde funge de albañil y enfermero. Luego busca recursos y levanta el famoso puente sobre el Oja, que todavía subsiste, tras diez siglos, y años más tarde tala montes y construye una calzada, que actualmente lleva su apellido. Muchos al ver su esfuerzo y los frutos de su obra, deciden colaborar con él, naciendo la ciudad de Santo Domingo de la Calzada.

San Juan de Ortega y Santo Domingo de Silos, que lo conocieron, indicaron las múltiples obras de caridad llevadas a cabo durante más de sesenta años por este benefactor insigne de la humanidad.