Miércoles Santo

Cartel Semana Santa 2021. Descarga aquí

Templo de las Carmelitas

  • 19:00 Misa. Sufragio Rafael Lafuente Gamborino
  • A continuación Exposición del Santísmo

Primera lectura

Lectura del libro de IsaIas (50,4-9a):

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?

Palabra de Dios

Salmo

Sal 68,8-10.21-22.31.33-34

R/. Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor

Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R/.

La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay;
consoladores, y no los encuentro.
En mi comida me echaron hiel,
para mi sed me dieron vinagre. R/.

Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias.
Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio segun san Mateo (26,14-25):

En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
Él contestó: «ld a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: “El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.”»
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce.
Mientras comían dijo: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?»
Él respondió: «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.»
Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?»
Él respondió: «Tú lo has dicho.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio

De https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/comentario-homilia/?f=2021-03-31

Fernando Torres cmf

      En el Evangelio de hoy la traición, como asunto central, oculta un hecho importante: la preparación de la cena. No es una cena cualquiera. Es la última cena y da la impresión de que todos los protagonistas los saben.

Los discípulos han vivido con Jesús durante los últimos años. No ha sido solo su maestro sino algo más. Le han seguido por los caminos polvorientos de Judea, Samaría y Galilea. Han escuchado sus palabras. No han entendido todo lo que ha dicho pero saben que Jesús no es un predicador más. Hay algo diferente en él. Más allá de sus palabras han visto su forma de estar, de relacionarse con los que sufren, con los oprimidos por el mal y la enfermedad. Se han dado cuenta de que su presencia era sanadora y que abría caminos de esperanza para los que sólo tenían un futuro negro, oscuro e incierto por delante.

Ahora saben, aunque no se atrevan a decirlo, que esa historia está a punto de terminar. Y que la cena de Pascua que se avecina no va a ser una mas de las que han venido celebrando todos los años. No va a ser diferente por la comida sino porque saben que algo se va a romper para siempre. La cercanía con Jesús, su maestro y señor, se va a quebrar. Hay nubes de tormenta en el horizonte. El que ha sido creador de esperanza y vida para tantos, tiene la muerte acechando en su propio horizonte. Por eso la cena que van a preparar no es normal.

También Judas sabe que va a ser la última cena. Él se va a encargar de cortar esa historia, de romper las esperanzas y el futuro. Quizá porque no ha entendido nada. Lo que él esperaba ve que no se va a hacer realidad. No tiene sentido ni seguir a Jesús ni seguir con Jesús. Judas es el hombre sin esperanza que en su desesperación en lugar de agarrarse al que le puede salvar decide abandonarle, traicionarle. Si no hay salvación para él, que no la haya para nadie. ¡Qué error más grande!

Nosotros sabemos ahora que esa última cena culminará en la resurrección, en el amanecer de una nueva vida y de una nueva esperanza. Pero hay muchos que viven en la desesperación más absoluta. Hoy es un buen día para acordarnos de ellos en nuestra oración. Y si a alguno conocemos, de acercarnos a él o ella y, con nuestra presencia, abrir un hueco para la luz y la esperanza en medio de su noche. No se trata de acusar y condenar sino de tender la mano y salvar.