Martes de la III semana de Adviento

Templo de las Carmelitas

  • 19:00 Misa.  A continuación, exposición del Santísimo hasta las 20:30

Primera lectura

Lectura de la profecía de Sofonías 3,1-2.9-13:

Esto dice el Señor:

«¡Ay de la ciudad rebelde,
impura, tiránica!
No ha escuchado la llamada,
no ha aceptado la lección,
no ha confiado en el Señor,
no ha recurrido a su Dios.
Entonces purificaré
labios de los pueblos
para que invoquen todos ellos
el nombre del Señor
y todos lo sirvan a una.
Desde las orillas de los ríos de Cus
mis adoradores, los deportados,
traerán mi ofrenda.
Aquel día, ya no te avergonzarás
de las acciones con que me ofendiste,
pues te arrancaré tu orgullosa arrogancia,
y dejarás de engreírte en mi santa montaña.
Dejaré en ti un resto,
un pueblo humilde y pobre
que buscará refugio en el nombre del Señor.
El resto de Israel no hará más el mal,
ni mentirá ni habrá engaño en su boca.
Pastarán y descansarán,
y no habrá quien los inquiete».

Salmo

Sal 33,2-3.6-7.17-18.19.23 R/. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R/.

El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.

El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo 21,28-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue.
¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?».
Contestaron:
«El primero».
Jesús les dijo:
«En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».

Reflexión del Evangelio

De https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/15-12-2020/

Un pueblo pobre y humilde que confía en el nombre del Señor

El profeta Sofonías denuncia, en este fragmento, la actitud del pueblo de Israel que había olvidado muy pronto, la Alianza que el Señor hizo en el Sinaí; se habían vuelto hacia la idolatría, pecando contra Dios y contra el hombre, oprimiendo a los más débiles, según su relato “no confiaban en el Señor, ni se acercaban a su Dios”.

Pero, según la profecía, el Señor dará a los pueblos labios puros que lo invocarán e, incluso, le traerán ofrendas desde pueblos lejanos, donde se encuentran dispersados; aun es más, arrancará del interior del pueblo de Israel toda la soberbia con la que ofendió a Dios, convirtiéndolo en un pueblo pobre y humilde que confía en el nombre del Señor, y así no volverán a cometer maldades ni mentir, reinando la paz y tranquilidad que les permita pastar y descansar sin sobresaltos.

Vemos como Dios, en su infinita misericordia, en vez de castigar y maldecir al pueblo escogido, hace que cambie su actitud y se vuelva humilde y pobre, pero capaz de reconocer las maravillas que realiza el Señor, haciendo como dice el salmista: “Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: Que los humildes lo escuchen y se alegren”.

“No quiero”. Pero después se arrepintió y fue

En el evangelio de Mateo, en este capítulo, Jesús acaba de expulsar del templo a los vendedores y cambistas, unos fariseos le hostigaron preguntándole que con qué autoridad hacía eso, y Jesús les responde con otra pregunta, pues les inquiere sobre si el bautismo de Juan era obra del cielo o de los hombres, y estos fariseos no quisieron contestarle, entonces Jesús tampoco les responde a la pregunta que le habían hecho, pero, sin embargo, les pone el ejemplo de los dos hijos a quienes el padre les pide que vayan a trabajar a la viña, el primero dijo “no quiero” pero luego se arrepintió y fue, y el segundo repuso “si padre, descuida que voy” pero no fue.

Les pregunta quien ha cumplido la voluntad del padre y ellos contestaron que el primero, entonces Jesús les recrimina diciéndoles que aquellos que son considerados impuros (publicanos y prostitutas), van por delante de ellos en el Reino de Dios, pues creyeron en las enseñanzas de Juan el bautista, sin embargo, los que os consideráis puros y fieles cumplidores de la ley, no creísteis en el camino de la justicia que os intentó enseñar Juan.

Esta actitud es tremendamente actual, ¡cuántos de los considerados “oficialmente buenos” en su interior no son como lo que pretenden aparentar!, son como los define Jesús, “lobos cubiertos con piel de cordero”.

El saber popular los define como “fariseos” pues dicen una cosa y actúan totalmente al contrario. ¡Qué extendido está esto en nuestro mundo! ¡Cuántos falsos profetas! ¡Cuántos se aprovechan de la buena intención de los inocentes para engañarlos y esquilmarles lo poco que tienen!

¿Nos consideramos pobres y humildes en nuestra relación con Dios?

¿Somos lobos con piel de carnero?

¿Realmente somos lo que aparentamos?

D. José Vicente Vila Castellar, OP
Fraternidad Laical Dominicana Torrent (Valencia)

Santa María de la Rosa, Fundadora

De https://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=374

Nació en Brescia (Italia) en 1813, y al cumplir los 17 años, consagró su vida al servicio de obras de caridad. En la finca de sus padres fundó con las campesinas de los alrededores una asociación religiosa que las hizo crecer y madurar en la fe católica.

En su parroquia organizó retiros y misiones especiales para las mujeres. En 1836 llegó la peste del cólera a Brescia. Después de la peste, como habían quedado tantas niñas huérfanas, el municipio formó unos talleres artesanales y los confió a la dirección de María de la Rosa que apenas tenía 24 años pero que gozaba de la estima y confianza de toda la ciudad. Desempeñó ese cargo con gran eficacia durante dos años, y luego se dedicó a organizar su propia obra abriendo un internado para las niñas huérfanas o muy pobres. Poco después inauguró también un instituto para niñas sordomudas.

En 1840 se fundó en Brescia una asociación de mujeres piadosas para atender a los enfermos de los hospitales y nombraron como superiora a Santa María de la Rosa. Las mujeres que pertenecían a la asociación se llamaban Doncellas de la Caridad. Al principio sólo eran cuatro jóvenes, pero a los tres meses ya eran 32. Muchas personas admiraban la obra que las Doncellas de la Caridad hacían en los hospitales, atendiendo a los más abandonados y enfermos de gravedad. En 1850 se fue a Roma y obtuvo que el Papa Pío Nono aprobara su consagración.

Murió el 15 de diciembre de 1855