Santos Ángeles Custodios

Templo de las Carmelitas

  • 19:00 Misa
  • 19:30 Adoración al Santísimo

Primera lectura

Lectura del libro del Éxodo 23, 20-23a

 

Así dice el Señor:
«Voy a enviarte un ángel por delante, para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que he preparado.

Respétalo y obedécelo. No te rebeles, porque lleva mi nombre y no perdonará tus rebeliones. Si lo obedeces fielmente y haces lo que yo digo, tus enemigos serán mis enemigos, y tus adversarios serán mis adversarios. Mi ángel irá por delante.»

 

Salmo

Sal 90, 1-2. 3-4. 5-6. 10-11 R. A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos.

 

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.» R.

.El te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás. R.

Su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la, flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía. R.

No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos. R.

 

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 1-5. 10

 

En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
-«¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo:
-«Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mi. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. »

Reflexión del Evangelio

De  https://www.dominicos.org/predicacion

Sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial

Nuestro Padre Dios nos quiere de manera desbordante. Todo lo que pida el amor y esté de su mano nos lo va a ofrecer en la línea de favorecernos a vivir el seguimiento de Jesús que hemos prometido.

Evidentemente su gran ayuda hacia nosotros es su Hijo Jesús. Aquí nuestro Padre Dios se desbordó: “Tanto amó Dios al mundo que le envió a su Hijo Unigénito”. Por supuesto, en la línea de sus ayudas están nuestros padres, hermanos, amigos… personas humanas que nos quieren, a las que siempre podemos acudir en nuestro caminar por la vida.

La fiesta que hoy celebramos nos habla de otra ayuda que Dios Padre nos regala: los ángeles custodios. Los ángeles son esas criaturas espirituales que Dios ha creado, que siempre le rodean  y que están a su servicio, para las tareas que él crea oportuno. “Desde la creación, y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos anunciando de lejos o de cerca, esa salvación, la de Dios, y sirviendo al designio de su realización”. En un momento clave de su relación con la humanidad, Dios se sirve de un ángel, Gabriel, para comunicarle a María que ha sido elegida para ser Madre de su Hijo y, para completar este acoceamiento, un ángel le explica a José los secretos del embarazo de María, y a los pastores otros ángeles les anuncian el nacimiento de nuestro Salvador.

La fiesta de hoy nos recuerda que Dios a unos ángeles les encarga acompañar a los hombres, a cada hombre en su caminar por esta tierra y ser sus custodios, ayudarles en todas sus necesidades y, sobre todo, animarles a que sigan siempre el camino de Jesús. Recogemos lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica a este respecto: “De aquí que toda la vida de la Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y poderosa de sus ángeles… Desde la infancia a la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión. ‘Cada fiel tiene a su lado un ángel protector y pastor para conducirlo a la vida”, en palabras de San Basilio”.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

Santos Ángeles Custodios

De  https://www.dominicos.org/predicacion
Los ángeles velan por los hombres, guardan sus caminos, presentan a Dios sus oraciones y son enviados por Dios para asistir a los seres humanos

La tradición bíblica

La tradición bíblica concibe la corte celestial en torno a Yahvé-Dios a modo de un soberano oriental fastuosamente rodeado de sus servidores: les asigna diversos nombres según su función, por ejemplo: los querubines sostienen su trono, mueven su carro mayestático, guardan la entrada de sus dominios, resguardan al arca sagrada con sus alas, sobre el propiciatorio: los serafines (los ardientes) son los cantores de su gloria, y purifican los labios del profeta (Is 6. 7).
En la concepción primitiva se habla de ángeles buenos y malos, responsables de las buenas o malas obras respectivamente. Más tarde, después de la cautividad (siglo Vl a.C.), por influencia mesopotámica y persa, los ángeles malos son calificados como Satán o demonios.

A los ángeles se les atribuye un papel benefactor: velan por los hombres (Tb 3. 17: Sal 91: «Tú que habitas al amparo del Altísimo… No se te acercará la desgracia…. porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos: te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra…»: Dn 3, 49 s.); presentan a Dios sus oraciones (Tb 12. 12); presiden los destinos de las naciones (Dn 10, 13-21).

En el Nuevo Testamento hallamos 179 textos que mencionan o hacen referencia a los ángeles. Por naturaleza son «espíritus»: «Espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación» (Hb 1, 14).

Cuando son «enviados» a ejercer un servicio, ya a Jesús, ya a las personas humanas, reciben el nombre de «ángeles» porque el «oficio» de ángel es:

  1. anunciar a María… (Gabriel, Lc 1); a José… (Mt 1-2); a los pastores… (Lc 2): anunciar a las mujeres la resurrección (ML 28).
  2. servir a Jesús tras las tentaciones (Mt 4 y ss.).
  3. ‘proteger y custodiar: «sus ángeles (de los niños) ten continuamente el rostro de Dios». (Mt 18, 10)
  4. se alegran por la conversión del pecador (Lc 15, 10).
  5. confortan a Jesús en Getsemaní (Lc. 22. 43).
  6. Defienden a Jesús: «… a mi disposición más de doce legiones de ángeles». (Mt 26, 53).
  7. acompañarán a Jesús en su segunda venida… (Mt 16. 27).
  8. liberan a Pedro y Juan de la cárcel (Hch 5. 12).
  9. ejecutan las órdenes de Dios (Ap).

De los Ángeles Custodios, con nombre propio, conocemos a: Rafael, compañero de viaje y guardián de Tobías, y Miguel «arcángel» (Judas 9), defensor Custodio de la iglesia (Ap 12).

Ángeles Custodios

De la tradición bíblica, pues, nace el sentido del ángel protector, guardián o custodio:

Del pueblo (Israel): «He aquí que voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado» (Ex 23. 20).

De las personas: Abrahám dice a Isaac, que marcha en busca de esposa: «… El enviará su ángel delante de ti…. (Gn24, 7). Compañero y guardián de Tobías (5, 4): presenta las oraciones y buenas obras de Tobit ante Dios, le cura… ( 11, 12 ). Pedro es liberado de la prisión por el «ángel del Señor» y se dirige a «casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos», donde los reunidos, extrañados, contestan a la sirvienta Rode que ha acudido a la puerta, «será su ángel» (Hch 12, 7-15).

De los niños: Dice Jesús: «Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños: porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos» (Mt 18, 10). El ángel del Señor protege la vida e infancia de Jesús, avisando a José del peligro e indicándole lo que éste ha de hacer (Mt 1, 20; 2, 13.19).

En la liturgia de las horas

La Liturgia de las horas del día, en su oficio de lectura, nos propone un fragmento de uno de los sermones de San Bernardo, abad, sobre el salmo 90, en el que leemos reflexiones como éstas:

«Señor, ¿qué es el hombre para que te ocupes de él?… Para que ninguno de los seres celestiales deje de tomar parte en esta solicitud por nosotros, envías a los espíritus bienaventurados para que nos sirvan y nos ayuden, los constituyes nuestros guardianes, mandas que sean nuestros ayos…»

«A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Estas palabras deben inspirarte una gran reverencia… por la presencia de los ángeles, devoción por su benevolencia, confianza por su custodia. Porque ellos están presentes junto a ti, y lo están para tu bien. Están presentes para protegerte, lo están en beneficio tuyo… Debemos estarles agradecidos, pues que cumplen con tanto amor esta orden, nos ayudan en nuestras necesidades, que son tan grandes… Correspondamos a su amor, honrémoslos cuanto podamos y según debemos. Sin embargo, no olvidemos que todo nuestro amor y honor ha de tener por objeto a aquél de quien procede todo, tanto para ellos como para nosotros, gracias al cual podemos amar y honrar, ser amados y honrados».

«En él, hermanos, amemos con verdadero afecto a sus ángeles, pensando que un día hemos de participar con ellos de la misma herencia y que, mientras llega este día, el Padre los ha puesto junto a nosotros, a manera de tutores y administradores…, y viviremos así a la sombra del Omnipotente».

Ángel Olivera Miguel
Texto tomado de: Martínez Puche, José A. (director),
Colección Nuevo Año Cristiano de EDIBESA.