Martes de la XXX semana del Tiempo Ordinario

Templo de las Carmelitas

  • 19:00 Misa.
  • 19:30 Adoración al Santísimo. Confesiones

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (5,21-33):

Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor;

porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. En una palabra, que cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete al marido.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 18,2-3.4-5

R/. Dichosos los que temen al Señor

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,18-21):

En aquel tiempo, decía Jesús: «¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.»
Y añadió: «¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.»

Palabra del Señor

Reflexión

De https://www.ciudadredonda.org/

CR

Queridos amigos y amigas:

Hoy en la exhortación a los efesios, San Pablo es muy directo con el tema de la familia. Aunque algunos lo tachen de misógino, de machista y en contra de la mujer, la realidad es otra. Al contrario,  él está llamando la atención severamente sobre la unidad entre hombre y mujer, y las carga seriamente respecto al hombre, indicándole la mayor responsabilidad de cuidar, valorar y respetar a la mujer como se respeta, se valora y se cuidad a sí mismo. No sin sugerir que de la otra parte,  la mujer, respete, ame y valore a su marido. Hemos de saber dialogar los temas tan candentes que se presentan en la actualidad y no seguir permitiendo que la soledad del hombre y de la mujer, minen y desbaraten lo más trascendental del proyecto de Dios para los dos: La corresponsabilidad de la pareja en la salvaguarda de la creación y de la dignidad del ser humano en su totalidad. Esto es prosperidad para todos los pueblos, partiendo de Israel, como dice al salmista: “Que el Señor te bendiga desde Sion, que veas la prosperidad de Jerusalén”.

La comunidad lucana hoy reflexiona sobre la pedagogía de Jesús para dar a comprender de lo que tanto viene hablando: El Reino de Dios. Y la comparación como metodología que abre los espacios para analizar, comprender y sacar conclusiones, es lo que más usa Jesús para que los pequeños y sencillos comprendan el misterio de su propuesta. Y su propuesta se centra en un reino sin grandezas, sin dominio sobre otros, sin protagonismos aplastantes, sin explotados y sin explotadores, sin víctimas y sin victimarios. Un reino que como la pequeña semilla, vive el proceso natural, e invisible bajo la tierra y con su calor, pacientemente se deja transformar en eso que acoge, que protege, que se dona y se da sin exigir nada a cambio. Como sugiere el dicho popular”: Quien a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija”. Ese es el Reino de Dios, como el árbol frondoso, donde todas las culturas, las razas, los pueblos se cobijan y se organizan.

Y las comparaciones se tornan más sugerentes, más sorprendentes con la desproporción que reflejan: Una levadura, tan frágil, resulta ser la fuerza vital y transformadora de esta masa, es decir que lo débil es capaz de cambiar la realidad de una sustancia en algo tan significativo como la vida misma de una persona, de una familia, de una comunidad. Eso es el Reino de Dios que Jesús está señalando con su vida. Un Reino que sin hacer ruido, sin violentar a nadie, es capaz de dar sentido a la vida, al proyecto del ser humano integralmente. Eso es lo que ha hecho la levadura, ha transformado la totalidad de la masa, así es el Reino de Dios.

¿Cómo colaboraré hoy para empujar el Reino de Dios en mi ambiente familiar, pastoral y  de trabajo?

San Odrano

Odrano, “noble y sin mancha”, abad de Meath, fue uno de los doce que partieron de Loch Foyle a Iona con San Colomba. Adamnan afirma que era de origen bretón. Poco después de desembarcar, sintió Odrano que se acercaba el momento de su muerte y dijo: “Voy a ser el primer cristiano que muera en esta región. San Colomba replicó: “Yo te aseguro que irás al Reino de los Cielos y te prometo que nadie conseguirá una gracia en mi sepulcro sin habértela pedido a tí también”.

Como San Colomba no quería ver morir a su amigo, le dio inmediatamente la bendición y salió de la casa.

Se hallaba paseando en el patio, cuando de repente miró hacia el cielo. Sus acompañantes le preguntaron qué miraba, y Colomba repuso que veía la batalla que se libraba en el aire entre los buenos y los malos espíritus. Agregó que también veía a los Ángeles que llevaban en triunfo el alma de San Odrano al cielo.

Así pues, San Odrano fue el primero de los monjes irlandeses que murió y fue sepultado en Iona. El sitio de su sepultura, que se halla en el único cementerio de la isla, se llama “Reilig Orain”.

Se dice que el santo fundó el monasterio de Leitrioch Odrain (Latteragh de Tipperary). Aunque a esto se reduce todo lo que sabemos sobre él se le celebra como obispo en toda Irlanda.