San Vicente Ferrer

  1. LECTURA

Lectura del libro del Apocalipsis 14, 6-7

Vi otro ángel que volaba por lo alto del cielo; y tenía una buena nueva eterna que anunciar a los que están en la tierra, a toda nación, raza, lengua y pueblo.

Decía con fuerte voz:

«Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su Juicio; adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales de agua».

SALMO

Sal 95, 1-2.3-4.7-8a.10

R/. Contad a todos los pueblos
las maravillas del Señor.

V/. Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria. R/.

V/. Proclamad día tras día su victoria;
contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.

V/. Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor;
aclamad la gloria del nombre del Señor. R/.

V/. Decid a los pueblos: «El Señor es rey:
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente». R/

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 16-19.22-23

El hecho de predicar no es para mí motivo de soberbia.

No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!

Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga.

Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio.

Entonces, ¿cuál es la paga?

Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación de esta Buena Noticia.

Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a todos.

Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo para todos, para ganar, sea como sea, a algunos.

Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo mismo de sus bienes.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos Mc 16, 15-18

En aquel tiempo se apareció Jesús a los Once y les dijo:

— Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.

El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado.

A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.

COMENTARIO

 San Vicente predicó incansablemente a Jesucristo, también en muchos de nuestros pueblos. Su boca transmitió, sin cercenarlo, sin licuarlo, el mensaje del Evangelio. Así puso por obra la misma experiencia que la primera lectura nos transmite acerca de los discípulos: “los llenó a todos el Espíritu Santo, y anunciaban con valentía la palabra de Dios”. A veces los respetos humanos, la cobardía, el pensar en qué dirán o qué pensarán de nosotros, nos retrae de hablar de Dios, de dar un consejo cristiano o de manifestar nuestra fe. Que la audacia de los apóstoles y de San Vicente nos anime y empuje a ser, en toda ocasión, testigos valientes de Jesucristo, conscientes de que el mundo lo necesita porque “el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios”.