Lunes de la VI semana del Tiempo Ordinario

Ermita del Salvador

  • 19:00 Adoración al Santísimo
  • 20:00 Misa. Sufragio por José Cortés Escobedo

Primera lectura

Comienzo de la carta del apóstol Santiago (1,1-11):

Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus dispersas. Hermanos míos, teneos por muy dichosos cuando os veáis asediados por toda clase de pruebas. Sabed que, al ponerse a prueba vuestra fe, os dará constancia. Y si la constancia llega hasta el final, seréis perfectos e íntegros, sin falta alguna. En caso de que alguno de vosotros se vea falto de sabiduría, que se la pida a Dios. Dios da generosamente y sin echar en cara, y él se la dará. Pero tiene que pedir con fe, sin titubear lo más mínimo, porque quien titubea se parece al oleaje del mar sacudido y agitado por el viento. Un individuo así no se piense que va a recibir nada del Señor; no sabe lo que quiere y no sigue rumbo fijo. El hermano de condición humilde esté orgulloso de su alta dignidad, y el rico, de su pobre condición, pues pasará como la flor del campo: sale el sol y con su ardor seca la hierba, cae la flor, y su bello aspecto perece; así se marchitará también el rico en sus empresas.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 118,67.68.71.72.75.76

R/. Cuando me alcance tu compasión, viviré, Señor

Antes de sufrir, yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa. R/.

Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus leyes. R/.

Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus mandamientos. R/.

Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.

Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir. R/.

Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo. R.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,11-13):

En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué esta generación reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación.»
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

Palabra del Señor

Siete Santos Fundadores de la Orden Siervos de María

De Aciprensa

Eran siete amigos, comerciantes de la ciudad de Florencia, Italia.

Sus nombres: Alejo, Amadeo, Hugo, Benito, Bartolomé, Gerardino y Juan.

Pertenecían a una asociación de devotos de la Virgen María, que había en Florencia, y poco a poco fueron convenciéndose de que debían abandonar lo mundano y dedicarse a la vida de santidad. Vendieron sus bienes, repartieron el dinero a los pobres y se fueron al Monte Senario a rezar y a hacer penitencia. La idea de irse a la montaña a santificarse, les llegó el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de la Sma. Virgen, y la pusieron en práctica el 8 de septiembre, día del nacimiento de Nuestra Señora. Ellos se habían propuesto propagar la devoción a la Madre de Dios y confiarle a Ella todos sus planes y sus angustias. A tan buena Madre le encomendaron que les ayudara a convertirse de sus miserias espirituales y que bendijera misericordiosamente sus buenos propósitos. Y dispusieron llamarse “Siervos de María” o “Servitas”.