Martes de la V semana de Cuaresma

Ermita del Salvador

  • 1930 Rosario
  • 20:00  Misa

Lectura del libro de los Números (21,4-9):

EN aquellos días, desde el monte Hor se encaminaron los hebreos hacia el mar Rojo, rodeando el territorio de Edón.
El pueblo se cansó de caminar y habló contra Dios y contra Moisés:
«¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náuseas ese pan sin sustancia».
El Señor envió contra el pueblo serpientes abrasadoras, que los mordían, y murieron muchos de Israel.
Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo:
«Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes».
Moisés rezó al Señor por el pueblo y el Señor le respondió:
«Haz una serpiente abrasadora y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla».
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y salvaba la vida.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 101,2-3.16-18.19-21

R/. Señor, escucha mi oración,
que mi grito llegue hasta ti

V/. Señor, escucha mi oración,
que mi grito llegue hasta ti;
no me escondas tu rostro
el día de la desgracia.
Inclina tu oído hacia mí;
cuando te invoco,
escúchame enseguida. R/.

V/. Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R/.

V/. Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R/.

Evangelio de hoy

  1. Lectura del santo evangelio según san Juan (8,21-30):

    EN aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
    «Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros».
    Y los judíos comentaban:
    «¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: “Donde yo voy no podéis venir vosotros”?».
    Y él les dijo:
    «Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis en vuestros pecados: pues, si no creéis que Yo soy, moriréis en vuestros pecados».
    Ellos le decían:
    «¿Quién eres tú?».
    Jesús les contestó:
    «Lo que os estoy diciendo desde el principio. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me ha enviado es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él».
    Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre.
    Y entonces dijo Jesús:
    «Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que “Yo soy”, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada».
    Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él.

    Palabra del Señor

Medita lo que te dice el Evangelio

De católic.net

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En el Evangelio de hoy Jesús nos anticipa cómo hemos de descubrir su omnipotencia, su realeza, viéndolo elevado, pero en la cruz. Es en el patíbulo donde ha de reinar, donde ha de cumplir la voluntad del Padre. Hoy puede ser un día para contemplar la cruz. Leemos en la primera lectura a Moisés hacer una serpiente y elevándola para quien la viere quedase sanado, y ahora es Cristo quien es elevado en la cruz, y desde allí, quien crea en Él quedará sanado.

«El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo». ¿Cuántas veces nos sentimos solos? Pensemos en las veces que creemos estar solos en medio de las dificultades, pero en realidad Dios nos acompaña, está sentado a nuestro lado y nos consuela. Pero también nos corresponde a nosotros, como buenos cristianos, como hijos amados del Padre, que seamos misioneros de ese amor, que seamos sembradores de paz y alegría, que seamos discípulos misioneros en medio de nuestra familia y en la sociedad.

«Porque yo hago siempre lo que le agrada.», ¿Buscamos agradar a Dios? Nuestra vida ordinaria, nuestras ocupaciones de cada día, son el momento preciso para agradar al que nos amó primero. Busquemos ofrecer cada día, esas cosas que pueden parecer insignificante para el ojo del hombre, pero que, para Dios, si son hechas de cara a Él y con el propósito de ser santos e hijos en el Hijo, estemos seguros de que serán ofrenda agradable.

«La clave de nuestra salvación, la clave de nuestra paciencia en el camino de la vida, la clave para superar nuestros desiertos: mirar el crucifijo. Mirar a Cristo crucificado. ¿Qué debo hacer, padre? Míralo. Mira las llagas. Entra en las llagas. Por esas llagas nosotros hemos sido sanados. ¿Te sientes envenenado, te sientes triste, sientes que tu vida no va, está llena de dificultades y también de enfermedad? Mira ahí. En silencio. Mira. Pero mira, en esos momentos mira el crucifijo feo, es decir el real: porque los artistas han hecho crucifijos bonitos, artísticos, también algunos son de oro, de piedras preciosas. No siempre es mundano: eso quiere significar la gloria de la cruz, la gloria de la resurrección. Pero cuando tú te sientes así, mira esto: antes de la gloria.»
(Homilía de S.S. Francisco, 20 de marzo de 2018, en santa Marta).