Miércoles de la III semana de Cuaresma

Ermita del Salvador

  • 19:30 Rosario
  • 20:00 Misa

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio (4,1.5-9):

MOISÉS habló al pueblo, diciendo:
«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndolos, viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar.
Mirad: yo os enseño los mandatos y decretos, como me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumpláis en la tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella.
Observadlos y cumplidlos, pues esa es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos, los cuales, cuando tengan noticia de todos estos mandatos, dirán:
“Ciertamente es un pueblo sabio e inteligente esta gran nación”.
Porque ¿dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos?
Y ¿dónde hay otra nación tan grande que tenga unos mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que yo os propongo hoy?
Pero, ten cuidado y guárdate bien de olvidar las cosas que han visto tus ojos y que no se aparten de tu corazón mientras vivas; cuéntaselas a tus hijos y a tus nietos».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 147,12-13.15-16.19-20

R/. Glorifica al Señor, Jerusalén

V/. Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

V/. Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza. R/.

V/. Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,17-19):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Palabra del Señor

Medita lo que dice el Evangelio

Obispo Robert Barron

Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús declara que no hará nada en detrimento de la Ley y los Profetas sino darles cumplimiento. El mismo Jesús era un Judío que observaba las normas, y los temas e imágenes de las Sagradas Escrituras eran fundamentales para Él.

¿A qué entonces dará cumplimiento? El teólogo protestante N.T. Wright dice que el Antiguo Testamento es esencialmente una sinfonía incompleta, un drama sin punto culminante. Es la articulación de una esperanza, un sueño, un anhelo—pero sin la realización de esa esperanza, sin la satisfacción de ese deseo.

Israel sabía que era un pueblo con una misión definida, la de convertirse en santo y con ello transformar el mundo a la santidad. Pero contrariamente a ello, Israel cae en grandes y más grandes pecados. Y en lugar de ser un agente de cambio para la conversión del mundo, es el mundo el que continuamente agobia y esclaviza a Israel.

Entonces llega Jesús que termina siendo, del modo más inesperado, el cumplimiento del sueño. Desde el comienzo de su vida pública, Jesús moviliza las tribus de Israel para que se unan, a través de la conversión y el perdón de los pecados.

Reflexionemos: ¿Alguna vez le ha pedido a Jesús cumplir alguno de sus sueños? ¿Por qué si o por qué no?