Domingo de la II semana de Cuaresma

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Templo de las Carmelitas

  • 10:30 Misa.
  • 20:00 Misa. Sufragio, Margarita Álvarez Dauden

Ermita de Campolivar

  • 11:30 Misa

Ermita del Salvador

  • 12:30 Misa

Un cuento sobre el cambio

Hace muchos años, Alicia, tumbada en el jardín de su casa, contemplaba el cielo entre las flores, mientras se columpiaba de la rama del árbol que presidía su jardín…
Desde el suelo podía ver cómo las hormigas cargaban pedacitos de comida para sus casas, cómo las mariquitas subían por las verdes hojas y cómo las ardillas trepaban el tronco
coartado de su hermoso árbol.
Era una agradable monotonía la que vivía, pues todo era perfecto como estaba. Pero, un día, algo nuevo apareció… ¡era un insecto de aspecto bizcoso y estaba recorriendo las ramas de su hermoso árbol y comiendo sus hojas! Vaya… Esta criatura causaba mucha curiosidad a Alicia. Al igual que todos los días observaba sus flores, a las hormigas cargar su comida, a las mariquitas subir por las verdes
hojas y las ardillas recorrer el coartado árbol, también empezó a observar al insecto. Éste estaba teniendo un comportamiento extraño, ¡comenzó a encerrarse en una crisálida! Alicia estaba confusa, no entendía su comportamiento, y esta vez más que nunca decidió no perder de vista al nuevo
inquilino de su jardín.
La oruga tejía lentamente su crisálida, era una tarea que exigía dedicación y paciencia, pues esperaba estar muy cómoda ahí dentro para poder vivir todo lo que le esperaba. A cada puntada la oruga disfrutaba más de su casa, pero a Alicia se le hacía aburrido, sobre todo cuando la crisálida se cerró y
ya no podía ver nada de lo que hacía el insecto en el interior. ¡Vaya!… iba a tener que ser paciente.
Los días pasaron y Alicia no veía ningún cambio, todas los días después de hacer sus tareas corría hasta el árbol de su jardín para ver si la crisálida había cambiado en algo, si la oruga había decido salir de ahí o qué había decidido hacer. Daba igual si era un día de calor o un día de mucho viento y pareciera que la crisálida iba a salir volando, la oruga no salía de ahí.
Alicia empezó a pensar que algo extraordinario iba a pasar, ¿Qué podría ser sino para que se demorase tanto ahí dentro? Había pasado tanto tiempo desde que la oruga decidiese encerrarse, que la espera empezaba a hacerse interminable… Alicia estaba perdiendo la esperanza de que algo
sucediese, y estando a punto de rendirse para esperar un cambio… algo asomó tímidamente de la crisálida, no conseguía distinguir lo que era, ¡había vuelto a despertar su interés!. Poco
a poco podía ver un poco más de lo que asomaba, eso parecía… parecía… ¡Una mariposa! ¡Qué maravilla!
¡Resultaba increíble!, ¿Cómo después de tanto tiempo en el que parecía que no pasaba nada dentro de la crisálida, podía haberse convertido la oruga en una mariposa y echar a volar?

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (15,5-12.17-18):

En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo: «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.»
Y añadió: «Así será tu descendencia.» Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber.
El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.»
Él replicó: «Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?»
Respondió el Señor: «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.»
Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.
Aquel día el Señor hizo alianza con Abran en estos términos: «A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 26,1.7-8a.8b-9abc.13-14

R/. El Señor es mi luz y mi salvación

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.

Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mí corazón:
«Buscad mi rostro.» R/.

Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (3,17–4,1):

Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas. Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,28b-36):

En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.»
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

Palabra del Señor

Reflexión del Evangelio

Los cristianos de todos los tiempos se han sentido atraídos por la escena llamada tradicionalmente “La transfiguración del Señor”. Sin embargo, a los que pertenecemos a la cultura moderna no se nos hace
fácil penetrar en el significado de un relato redactado con imágenes y recursos literarios, propios de una “teofanía” o revelación de Dios.
Sin embargo, el evangelista Lucas ha introducido detalles que nos permiten descubrir con más realismo el mensaje de un episodio que a muchos les resulta hoy extraño e inverosímil. Desde el comienzo nos indica que Jesús sube con sus discípulos más cercanos a lo alto de una montaña sencillamente “para orar”, no para contemplar una transfiguración.
Todo sucede durante la oración de Jesús: “mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió”. Jesús, recogido profundamente, acoge la presencia de su Padre, y su rostro cambia. Los discípulos perciben algo de su identidad más profunda y escondida. Algo que no pueden captar en la vida ordinaria de cada día.
En la vida de los seguidores de Jesús no faltan momentos de claridad y certeza, de alegría y de luz. Ignoramos lo que sucedió en lo alto de aquella montaña, pero sabemos que en la oración y el silencio es posible vislumbrar, desde la fe, algo de la identidad oculta de Jesús. Esta oración es fuente de un conocimiento que no es posible obtener de los libros.
Lucas dice que los discípulos apenas se enteran de nada, pues “se caían de sueño” y solo “al espabilarse”, captaron algo. Pedro solo sabe que allí se está muy bien y que esa experiencia no debería
terminar nunca. Lucas dice que “no sabía lo que decía”.
Por eso, la escena culmina con una voz y un mandato solemne. Los discípulos se ven envueltos en una nube. Se asustan pues todo aquello los sobrepasa. Sin embargo, de aquella nube sale una voz: “Este es
mi Hijo, el escogido. Escuchadle”. La escucha ha de ser la primera actitud de los discípulos.
Los cristianos de hoy necesitamos urgentemente “interiorizar” nuestra religión si queremos reavivar nuestra fe. No basta oír el Evangelio de manera distraída, rutinaria y gastada, sin deseo alguno de escuchar. No basta tampoco una escucha inteligente preocupada solo de entender.
Necesitamos escuchar a Jesús vivo en lo más íntimo de nuestro ser. Todos, predicadores y pueblo fiel, teólogos y lectores, necesitamos escuchar su Buena Noticia de Dios, no desde fuera sino desde dentro.
Dejar que sus palabras desciendan de nuestras cabezas hasta el corazón. Nuestra fe sería más fuerte, más gozosa, más contagiosa.

Avisos Parroquiales

Catequistas de Infancia y Juventud:

  • Tendremos reunión el miércoles 20 de marzo, a las 6 de la tarde, en el Oratorio

Grupo de Cáritas:

  • Tendremos reunión el miércoles 20 de marzo, a las 20:30h, en el Centro Parroquial.

Todos los Viernes de Cuaresma:

  • Tendremos Exposición del Santísimo, Rezo de Vísperas y Vía Crucis a las 7 de la tarde, en la
    Ermita El Salvador.

“Una Vida con Propósito” ¿Para qué estoy aquí en la tierra? de Rick
Warrern. Editorial Vida.

  • Encontrarás una síntesis de los siguientes ocho capítulos de este libro, como suplemento del Boletín de comunicación parroquial

Colecta Cáritas Parroquial:

  • La semana pasada se realizó la Colecta a favor de Cáritas parroquial, que hizo un total de 890€. ¡Gracias por vuestra colaboración!

Adoración al Santísimo,

  • Peticiones, silencio, acción de gracias y cantos, todos los sábados de 7 a 8 de la tarde en
    la Ermita del Salvador.