5 de octubre. Témporas y acción de gracias

Avisos

Postcomunión (4º y 5º de Primaria):

  • Se amplia el plazo para las inscripciones para el curso 2018-2019, que será: ·  Viernes 5 de octubre de 17h a 18h, en la Oficina Parroquial del Salvador de Godella.

Ermita del Salvador

  • 19:00 Rezo de Vísperas y Exposición del Santísimo
  • 20:00 Misa

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio (8,7-18):

Habló Moisés al pueblo, diciendo: «Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra buena, tierra de torrentes, de fuentes y veneros que manan en el monte y la llanura, tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivares y de miel, tierra en que no comerás tasado el pan, en que no carecerás de nada, tierra que lleva hierro en sus rocas, y de cuyos montes sacarás cobre, entonces comerás hasta hartarte, y bendecirás al Señor, tu Dios, por la tierra buena que te ha dado. Pero cuidado, no te olvides del Señor, tu Dios, siendo infiel a los preceptos, mandatos y decretos que yo te mando hoy. No sea que, cuando comas hasta hartarte, cuando te edifiques casas hermosas y las habites, cuando críen tus reses y ovejas, aumenten tu plata y tu oro, y abundes de todo, te vuelvas engreído y te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres, para afligirte y probarte, y para hacerte el bien al final. Y no digas: «Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas riquezas.» Acuérdate del Señor, tu Dios: que es él quien te da la fuerza para crearte estas riquezas, y así mantiene la promesa que hizo a tus padres, como lo hace hoy.»

Palabra de Dios

Salmo

1Cro 29,10.11abc.11d-12a.12bcd

R/. Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder

Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos. R/.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R/.

Tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria. R/.

Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos. R/.

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,17-21):

El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación. Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es corno si Dios mismo os exhortara por nuestro medio. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,7-11):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!»

Palabra del Señor

Hoy celebramos las Témporas de acción de gracias y de petición. Son celebraciones muy vinculadas al mundo agrícola, donde se agradece el fruto de las cosechas y se pone en manos de Dios el inicio del retorno a la actividad. También podemos verlas en la perspectiva de un nuevo curso tras el período vacacional.

En cualquier caso es una celebración que tiene un alto significado. En la primera lectura Moisés recuerda al pueblo que no debe olvidarse de Dios. La tierra que va a poseer, y que dará frutos abundantes, le ha sido concedida por el Señor. ¡Qué fácil es olvidarse de quien nos ha dado prosperidad!. Por eso dice Moisés: “Acuérdate del Señor, tu Dios: que es Él quien te da la fuerza para crearte estas riquezas”. La tentación, entonces y ahora, es pensar que todo lo conseguimos con nuestras propias fuerzas. Es la idea del progreso que, de vez en cuando, como la crisis en la que nos encontramos, empieza a hacer aguas. Por eso es tan conveniente dar gracias. Así recordamos todo lo que se nos regala.

Esta celebración nos lleva a “caer en la cuenta” de que vivimos en un mundo creado por Dios. Estamos tan acostumbrados a él y a todas las maravillas que contiene que lo olvidamos a menudo. También nos ayuda a “caer en la cuenta” de que con nuestras fuerzas podemos poco. El espejismo de nuestros logros (reales y a veces muy sorprendentes y provechosos), no debe hacernos perder de vista nuestra limitación.

Al mismo tiempo, como han insistido los últimos pontífices, y lo esta haciendo el Papa Francisco con especial vehemencia, hemos de procurar cuidar el mundo que Dios nos regala. Tenemos un encargo sobre la creación. Es un don, pero conlleva también una tarea. Hay una conciencia ecológica que proviene de ser cuidadosos con lo que Dios nos ha dado. Tratarlo con delicadeza, utilizándolo de manera responsable y abiertos a las necesidades de todos los hombres.

Por otra parte, en el Evangelio Jesús nos insiste en que debemos pedir. Cuando experimentamos que ya no llegamos más lejos; que estamos exhaustos; que somos incapaces de hacer las cosas mejor… nada está acabado. Podemos acudir a Dios. Esto es verdad respecto de nuestras necesidades materiales, pero también de las espirituales. El Papa Benedicto XVI en una de sus encíclicas, hablando de la esperanza decía que, en la oración, cuando ya nadie nos escucha sabemos que hay Alguien que sí lo hace: Dios. Y la oración es eficaz. Lo sabemos por experiencia.

San Pablo, en la segunda lectura se refiere a como Dios ha reconciliado todas las cosas consigo en Jesucristo. Este es otro aspecto importante. Nos coloca en la dimensión de que nuestro trabajo, nuestras fatigas, deseos y esperanzas, no sean mundanos. Que toda nuestra actividad sea acorde con el designio de Dios. Eso es posible porque Jesucristo se une a nosotros y nos reconcilia con Dios. De esa manera podemos enfrentarnos al quehacer diario sabiendo que permanece a nuestro lado.

Que la Virgen María nos ayude a contemplar el mundo como creado por Dios; a tener conciencia de nuestra condición de creaturas y a vivir todos los acontecimientos como hijos de Dios. Pidamos perdón por nuestras faltas, agradezcamos cuanto hemos recibido y no dejemos de acudir al Señor para que su gracia haga buenas nuestras obras.