Ermita del Salvador
- 19:30 Rosario
- 20:00 Misa
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,1-7.11-13):
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 18,2-3.4-5
R/. A toda la tierra alcanza su pregón
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13):
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa «misericordia quiero y no sacrificios»: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
De catholic.net
Muchas veces, durante mi vida, he contado mi historia vocacional. Algunos quedan impresionados de cómo Dios actuó, otros simplemente preguntan cosas superficiales, otros simplemente piensan que es otra historia más, pero hay algunas personas que creen que es la mejor historia, y esos somos Dios y yo porque es nuestra historia, juntos.
En el Evangelio de hoy leemos el famoso «sígueme» de Jesús a san Mateo narrado por el mismo evangelista. Puede ser que para nosotros es una parte más de Evangelio, importante sí, como todo el Evangelio, pero una parte más; para otros puede ser un recordatorio de su propia vocación y para otros, simplemente, el Evangelio que toca el día de hoy. Pero estoy seguro que para san Mateo éste no era solamente una parte, sino era todo su Evangelio, era su historia, en unas simples letras, de cómo encontró a su Señor.
Muchos de nosotros podemos, hoy, intentar escribir nuestro Evangelio. Ese lugar, ese momento específico donde escuchamos el «sígueme» de Jesús que nos hizo levantarnos de nuestro puesto cómodo y dejar todo por Él; y podemos escribir el Evangelio de nuestra vida a partir de este encuentro con el Señor.
Pero lo importante de nuestro Evangelio es que no debe ser escrito solamente en una hoja de papel, sino que debe ser plasmado con mucha intensidad en nuestro corazón, para que cada vez que leamos nuestro propio «sígueme» y «se levantó y lo siguió», recibamos el combustible necesario para seguir caminando junto a Él, para seguir amándolo, basado todo en este encuentro personal con Cristo.
Jesús no echa largos discursos, no entrega un programa al que adherirse, no hace proselitismo, ni da respuestas prefabricadas. Cuando se dirige a Mateo dice sencillamente: “¡Sígueme!”. De esta manera, despierta en él la fascinación de descubrir un nuevo objetivo, la apertura de su vida a un “lugar” que va más allá de la mesita donde está sentado. El deseo de Jesús es poner a la gente en camino, sacudirlas de un sedentarismo letal, romper la ilusión de que podemos vivir felizmente siguiendo cómodamente sentados entre nuestras seguridades. Este deseo de búsqueda, que a menudo habita en los más jóvenes es el tesoro que el Señor pone en nuestras manos y que tenemos que cuidar, cultivar y hacer brotar.»
(Palabras de S.S. Francisco, el 21 de octubre de 2016, al recibir a unos participantes de una pastoral).
San Mateo
Reflexión de San Beda el Venerable, presbítero
Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Lo vio más con la mirada interna de su amor que con los ojos corporales. Jesús vio al publicano y, porque lo amó, lo eligió, y le dijo: Sígueme. Sígueme, que quiere decir: «Imítame». Le dijo: Sígueme, más que con sus pasos, con su modo de obrar. Porque, quien dice que permanece en Cristo debe vivir como vivió él.