16 de mayo. Miércoles de la VII semana de Pascua

Ermita del Salvador

  • 17:30  Confesión y ensayo de los niños y niñas que van a recibir la Primera Comunión el próximo sábado 19 de mayo,

Triduo a Nuestra Señora de los Desamparados

  • 19:30 Rosario
  • 20:00 Misa

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (20,28-38):

En aquellos días, decía Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso:

«Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre. Ya sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso algunos de vosotros deformarán la doctrina y arrastrarán a los discípulos. Por eso, estad alerta: acordaos que durante tres años, de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular. Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra de gracia, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia de los santos. A nadie le he pedido dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han ganado lo necesario para mí y mis compañeros. Siempre os he enseñado que es nuestro deber trabajar para socorrer a los necesitados, acordándonos de las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir.”»
Cuando terminó de hablar, se pusieron todos de rodillas, y rezó. Se echaron a llorar y, abrazando a Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba era lo que había dicho, que no volverían a verlo. Y lo acompañaron hasta el barco.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 67,29-30.33-35a.35b.36c

R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios

Oh Dios, despliega tu poder,
tu poder, oh Dios, que actúa en favor nuestro.
A tu templo de Jerusalén
traigan los reyes su tributo. R/.

Reyes de la tierra, cantad a Dios,
tocad para el Señor,
que avanza por los cielos,
los cielos antiquísimos,
que lanza su voz, su voz poderosa:
«Reconoced el poder de Dios.» R/.

Sobre Israel resplandece su majestad,
y su poder, sobre las nubes.
¡Dios sea bendito! R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (17,11b-19):

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: «Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad.»

Palabra del Señor

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

De catholic.net

En el santo Evangelio de hoy Jesús intercede al Padre diciendo: «No ruego que los retires del mundo, sino que los apartes del mal».Esta intercesión es la recomendación de un Padre que te da libertad de vivir y experimentar el mundo, pero que advierte de los peligros.

Asimismo, es una confirmación de lo bueno de la creación y de la existencia del demonio, el maligno. El mundo fue creado para que lo administres y disfrutes, no para que lo idolatres. Piensa en las ocasiones que fuiste a un sitio y tu mamá y/o papá te recomendaba: «Hija (o) ve con cuidado, evita aquella cosa que te hace mal, elige bien tus amistades…»; después de las recomendaciones que a veces te desesperaban, ella o él se quedaba implorando al cielo para que te cuidase; pues eso mismo es esta oración de Cristo, oración pura de quien sabe amar.

Aprende a ser responsable, Jesús confía en ti por eso no ha pedido que te retiren del mundo, sino que te salven del maligno. Ánimo, Dios te ama y te lo hace saber a través de tus papás familiares o amigos.

«El Señor pide nuestra santificación, nuestra consagración en la verdad. Y nos envía para continuar su misma misión.» (S.S. Benedicto XVI, 09 de abril 2009)