2 de julio. Domingo. Solemnidad de San Pedro y San Pablo

Templo de las Carmelitas

10:30 Misa: Difuntos de la parroquia

20:00 Misa: Sufragios: Margarita Álvarez Dauden, José Simón

Ermita del Salvador

12:30 Misa. Intención. Por el Pueblo

Ermita de Campolivar

11:45 Misa. Sufragio: Dolores Cabañas Zarzoso

LECTURAS DE LA MISA

LECTURA PRIMERA Hch 12,1-11
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles

En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia.
Hizo decapitar a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos,
mandó detener a Pedro.

Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la
cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno: tenía
intención de ejecutarlo en público, pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro
estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él. La
noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados,
atado a ellos con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De
repente se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocó a Pedro en el
hombro, lo despertó y le dijo: «Date prisa, levántate.» Las cadenas se le cayeron de las
manos, y el ángel añadió: «Ponte el cinturón y las sandalias.» Obedeció y el ángel le
dijo: «Échate la capa y sígueme.» Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el
ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia,
llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de
la calle se marchó el ángel. Pedro recapacitó y dijo: «Pues era verdad: el Señor ha
enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los
judíos.»
SALMO RESPONSORIAL 33

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor
ensalcemos juntos su nombre
Yo consulté al Señor y me respondió
me libró de todas mis ansias.
Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.

SEGUNDA LECTURA 2Tm 4, 6-8.17-18
Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a Timoteo
Querido hermano: Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es
inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la
fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará
en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me
ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos
los gentiles. El me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal,
me salvará y me llevará a su reino del cielo. ¡A El la gloria por los siglos de los siglos.
Amén!
EVANGELIO Mt 16,13-19
Lectura del santo Evangelio según San Mateo
En aquel tiempo, llegó Jesús a la región de Cesárea de Felipe y preguntaba a sus
discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?» Ellos contestaron:
«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» El
les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y
dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió: «¡Dichoso tú,
Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi
Padre que está en el cielo.» Ahora te digo yo: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino
de los Cielos: lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la
tierra, quedará desatado en el cielo.»