16 de junio, viernes X del tiempo ordinario

Evangelio de hoy

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘No cometerás adulterio’. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna. »También se dijo: ‘El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio’. Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio». (Mt 5,27-32)

San Juan Francisco de Regis

Entró en la Compañía de Jesús. Cuando comenzó sus estudios Teológicos en Touluose se declara la terrible epidemia de la peste. Se hace sacerdote para cooperar en el intento de remediar el mal. Consiguió conversiones gracias a la fuerza de su predicación. Quiso llevar su palabra a Canadá, pero no fue posible y lo destinaron a la región del Vivarais, en el norte de Francia. Aquí vivió el resto de su vida. La diócesis de Viviers se encontraba en un deplorable estado espiritual; la mayor parte de los puestos eclesiásticos se encontraban en mano de los protestantes. Pero Juan catequiza, convence y convierte y comienzan a llamarle “el santo” y se llenan las iglesias más grandes de gente ávida de escucharle.